No hay dos partos iguales y, en ocasiones, para que este se produzca es necesario utilizar dispositivos médicos que lo faciliten. Vamos a hablarte de uno de ellos llamado propess y que se utiliza antes de dar a luz cuando las circunstancias lo requieren. Es importante que estés bien informada tanto de su utilidad como de sus efectos, para que puedas tomar las decisiones que más te convengan en el momento del parto.
El propess es un dispositivo médico utilizado en obstetricia para inducir el parto. Se trata de un pequeño tapón vaginal que contiene una hormona llamada prostaglandina E2. Esta hormona se encuentra de forma natural en el cuerpo y juega un papel importante en el inicio del trabajo de parto, ya que ayuda a suavizar y dilatar el cuello uterino.
El propess se utiliza cuando la inducción del parto es necesaria debido a razones médicas, como complicaciones en el embarazo o problemas de salud de la madre o el bebé. También puede ser recomendado si el embarazo ha llegado a término y no ha comenzado el trabajo de parto de forma natural.
El propess se coloca en la vagina y libera lentamente prostaglandina E2 para ayudar a preparar el cuello uterino para el parto. Este proceso puede llevar varias horas, aunque el propess no se utiliza más de 24 horas. Durante este tiempo, es posible experimentar contracciones uterinas y molestias abdominales, ya que el cuerpo se prepara para el trabajo de parto. Estas contracciones suelen ser similares a las contracciones naturales, aunque a veces pueden ser más intensas.
Es importante tener en cuenta que cada mujer reacciona de manera diferente al propess. Algunas mujeres pueden tener un parto relativamente rápido y sin complicaciones después de su uso, mientras que otras pueden necesitar intervenciones adicionales, como la administración de oxitocina para estimular las contracciones.
Al igual que todos los medicamentos, el propess puede tener efectos adversos. Los más habituales son:
Otros efectos secundarios poco frecuentes son dolor de cabeza, disminución de la tensión arterial, sangrado vaginal tras el parto, aumento de los niveles de bilirrubina en el bebé, sensación de quemazón en el área genital o fiebre.