Dolor vaginal en el embarazo: de las causas a las soluciones

Los síntomas asociados al embarazo son muy numerosos, aunque no todas las mujeres experimentan los mismo ni de la misma manera. Además de las famosas náuseas matutinas o la retención de líquidos, es común experimentar dolor vaginal en el embarazo. Los cambios físicos son más que evidentes en esta etapa de la vida y por lo general no hay razones para preocuparse. Pero debes estar atenta a la intensidad y frecuencia de los dolores y, evidentemente, consultar a tu médico si se vuelven demasiado intensos. 

¿Por qué se produce el dolor vaginal?

Lo habitual es sentirlo, siempre de manera ocasional, a partir de la sexta semana de gestación. Se produce un aumento de sangre, llamado hiperemia en la vulva y los músculos del periné. Al mismo tiempo, se comprime el útero, provocando una dilatación de sistema venoso superficial capaz de formar molestias varices en la vulva. Puede que notes los labios exteriores inflamados y que eso te resulte muy incómodo.  

A medida que avanza el embarazo, el feto aumenta su tamaño y comienza a presionar en la zona vaginal y así prepararse para el momento del parto. Al sentir todo su peso en la zona genital los dolores y molestias son previsibles. Como te decimos, estos dolores son comunes y no suponen ningún riesgo, ni para la madre ni para el bebé. Pero si son muy frecuentes o intensos debes consultar de inmediato con tu médico. 

Cómo aliviar el dolor vaginal

Para aliviar o disminuir lo más posible el dolor vaginal durante el embarazo lo más efectivo es fortalecer el suelo pélvico. Así podrá soportar mejor todos los cambios que se producen de manera natural durante los meses de gestación. Aunque notes alguna molestia, seguramente no sean tan intensas para ti como lo serían si no tuvieras la musculatura pélvica fortalecida. 

Para lograrlo, lo más recomendable es recurrir a los ejercicios de Kegel, que se realizan contrayendo y relajando los músculos de la vagina. Son la mejor opción para ti porque pueden ayudarte a reducir los dolores vaginales, pero también facilitan el momento del parto, agilizan la recuperación en el postparto y pueden ayudarte a prevenir las pérdidas de orina habituales tras dar a luz.  Además de los ejercicios de Kegel, puedes practicar disciplinas deportivas como el pilates o el yoga, siempre que estén adaptadas al embarazo. Te permitirán ejercitar la musculatura vaginal y también la del resto del cuerpo.