Por qué algunos niños hablan antes que otros, según un estudio

Primero los bebés solo lloran, después empiezan a reírse y a hacer ruiditos increíbles, le siguen sus primeras palabras y poco a poco, entre los 12 y los 18 meses, empiezan a nombrar a su mamá y a su papá y a sus juguetes preferidos. Por último, aproximadamente con dos años, ya son capaces de hilar frases muy básicas. En principio esta sería la tónica general, sin embargo, muchas veces la teoría no se cumple. La respuesta a por qué algunos niños hablan antes que otros, según un estudio, puede estar en unos condicionantes distintos a los que se creía hasta ahora.

Desde Divinity hemos recogido las conclusiones de este trabajo de campo llevado a cabo por psicólogos y lingüistas de universidades estadounidenses y europeas. Han sido publicadas en la revista especializada en investigación científica Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS.org.) en diciembre de 2023 bajo el título “Entrada y producción cotidiana del lenguaje en 1.001 niños de seis continentes”.

Tal como explican los responsables del estudio se recopilaron más de 40.000 horas de audios de 1.001 niños de 2 a 48 meses de edad en su entorno doméstico. Estos pequeños procedían de doce países de seis continentes y se escogieron tanto contextos urbanos, como de agricultores-recolectores o de agricultura de subsistencia.

La finalidad era medir los factores que contribuyen al número de palabras que dicen de forma natural. Las conclusiones dejaron claro que los principales predictores que influyen a la hora de empezar a hablar son tres: el número de conversaciones adultas que presencia un niño, la edad y el desarrollo normativo. En cambio, ni el género de los niños, ni el nivel socioeconómico de los adultos con los que conviven, ni su multilingüismo se posicionaron como predictores del uso cotidiano del lenguaje.

Estos expertos destacan que “el lenguaje es una habilidad humana universal y que los niños pequeños adquieren fácilmente”. Pero lo que han verificado es que alrededor del año es cuando se produce una explosión de las palabras. No obstante, tanto padres como cuidadores, según los responsables de este estudio, tienen en sus manos herramientas para incentivar el habla porque “la capacidad lingüística varía según los individuos”. Además de las conversaciones que escuchan desde que nacen, hay factores igual de determinantes en el aprendizaje del lenguaje como la edad o ciertas condiciones clínicas ya sea que ha nacido prematuramente o, por ejemplo, la dislexia.

Factores que interfieren en el desarrollo del lenguaje

Hay diversos factores que interfieren en el desarrollo de habilidades lingüísticas más tempranas:

  • En primer lugar, influye la predisposición genética.
  • Es crucial el entorno familiar y social, es decir, si los adultos de referencia hablan al niño, le leen un cuento, le cantan, le provocan para que repita palabras o le estimulan positivamente.
  • También depende del tipo de crianza y de cómo se les habla. Además de por repetición, en ese aprendizaje es crucial si se emplea entonación, afectividad, emoción o entusiasmo, todo anima al niño a querer participar y comunicarse.
  • Finalmente, juega un papel muy significativo la estimulación temprana en base a juegos que provoquen la interacción. Por su parte, también es relevante el desarrollo cognitivo y motor porque a medida que son capaces de coordinar mano y ojo se fortalece la memoria lo que también favorece la comunicación.

Las pantallas, una mala compañía para empezar a hablar

Como información adicional a este estudio, los expertos en el desarrollo del lenguaje y los logopedas alertan de que en los últimos años está aumentando la cifra de niños que presentan dificultades para hablar e incluso una ausencia total de lenguaje. Además, presentan una baja intención comunicativa cuando tiene que mirar, señalar, pedir o incluso para jugar.

Tal como afirman, una de las causas puede estar en la exposición temprana a las pantallas y al excesivo tiempo que pasan entretenidos mirando dibujos o vídeos en un móvil o en una Tablet. Estos dispositivos, además de otros aspectos nada positivos, promueven la inmediatez y no la espera que implica escuchar e interactuar para jugar. Otra causa estriba en que los padres directamente no saben cómo incentivar que el pequeño desarrolle las habilidades comunicativas y de juego. 

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