El crecimiento de los niños no solo es visible en relación a su físico, también a sus capacidades emocionales y sociales, en donde se puede intuir el nivel de madurez que va alcanzando poco a poco. Precisamente este es uno de los crecimientos más importantes en la infancia, el emocional, conocer lo que sienten, saber diferenciar y manejar esas emociones, entre las que se encuentra la empatía, una de las sensaciones más importantes en los humanos. La empatía es esa capacidad que nos permite ponernos en el lugar de otras personas y entender sus sentimientos y la situación por la que pasan.
Como es obvio, esta capacidad no se adquiere de buenas a primeras, lleva un proceso según cada persona que se desarrolla durante la infancia. Muchas teorías científicas establecen que se nace con la capacidad de empatizar, aunque necesita un desarrollo. Por eso mismo algunos estudios determinan que el llanto de un bebé al escuchar a otro llorar es ya un síntoma de empatía que evolucionará junto al crecimiento físico, cognitivo y emocional del niño. El doctor Martin Hoffman es uno de los autores que más ha desarrollado su investigación en base a la empatía de la infancia, que en una entrevista en El País definía ese llanto de los bebés como “algo evidentemente primitivo” debido a que realmente no está imaginando lo que el otro niño siente.
De esta manera, el propio Hoffman estableció varias etapas diferentes en relación al desarrollo de la empatía infantil.
La empatía es una capacidad humana que se adquiere desde que nacemos, aunque hay estudios que dicen que se adquiere antes del nacimiento. Aún con ella, es necesario un desarrollo de la empatía que va de la mano con el crecimiento personal, físico, emocional y social de los niños. De esta forma la empatía en los más pequeños crece hasta adquirirla de forma contundente a lo largo de varias etapas en las que el pequeño va evolucionando progresivamente.
Y en todo este desarrollo los padres y el entorno tienen mucho que ver para fomentar la empatía. Está claro que los tiempos marcados por Hoffman varían según el niño, pudiendo adelantarse o retrasarse. Por eso mismo prestar atención a sus emociones y no juzgarles por ellas es primordial para permitir esa evolución, ayudándoles a entender eso que sienten.
La empatía es un sentimiento o una capacidad clave en la sociedad para ponernos en el lugar de otras personas, por eso es importante trabajarla desde la infancia porque puede ayudar a prevenir el bullying o el acoso escolar que muchos niños sufren. La empatía se convierte así en uno de los valores más importantes para construir una sociedad más respetuosa, y todo comienza desde bien pequeños.