Puede que ya hayas oído hablar de él o que sea el mismo método que utilizaron tus abuelas o tu madre de manera intuitiva contigo, pero sin que recibiera entonces ningún nombre concreto. BLW son las siglas de Baby Lead Weaning, lo que en español se conoce como “Alimentación autorregulada por el bebé”. Si quieres profundizar en el tema
El método parte de la introducción de la alimentación complementaria, que es aquella que deben comenzar a tomar los bebés a partir de los 6 meses de edad, ya que hasta ese momento la leche materna cubre todas las necesidades nutricionales. Es entonces cuando los purés y papillas se hacen necesarios, pero el blw plantea una forma diferente de hacerlo.
En concreto, el método propone que el bebé sea el que decida cuándo comer y el qué, y que los alimentos que tome no estén triturados y pueda cogerlos él mismo con sus propias manos. Esto quiere decir que todo aquello con lo que habríamos hecho un puré tradicional (pescado, carne, y verduras) ha de cocinarse al vapor y hay que ofrecérselo troceado en el tamaño y la forma adecuada para que el bebé pueda cogerlo él mismo y llevárselo a la boca. Puesto que a esa edad los bebés aún agarran todo utilizando la mano entera (y una vez que lo tienen lo aplastan en ella), la forma de presentar los alimentos sería en cortes alargados.
Este método, que cambia la alimentación pasiva basada en purés dados a cucharadas por una activa en la que son los bebés los que deciden qué comer y cuándo hacerlo, parece beneficiar tanto a los pequeños como a sus progenitores. El blw plantea un modo de alimentación más relajado que el tradicional, ya que los niños comen cuando ellos lo necesitan, sin sentirse forzados a hacerlo, y en los padres disminuye la presión porque sus hijos coman determinadas cantidades concretas de alimentos cada día.
La alimentación a demanda también favorece la prolongación de la lactancia materna (o con leche artificial, por supuesto) porque da libertad al bebé para seguir alimentándose de leche cada vez que lo necesite, por hambre o por sed, sin marcar horarios ni duración de tomas, en la línea que marca la lactancia a libre demanda.
Los hábitos de alimentación que se adquieren son más saludables, porque respetan las necesidades propias de hambre y saciedad del cuerpo desde muy temprana edad. Además, favorece el desarrollo de las capacidades psicomotoras del bebé, la masticación o la coordinación óculo-manual.
Aunque se sugiera que a partir de los 6 meses se puede empezar, es muy importante tener en cuenta determinados aspectos del desarrollo del bebé, como que sea capaz de permanecer erguido cuando le sentamos en la trona. Si aún se cae hacia los lados o hacia delante debes esperar.
También es necesario ver que existe la coordinación adecuada entre ojos, manos y boca, para que sea capaz de comenzar a alimentarse por sí mismo con total autonomía.
Además, el reflejo de extrusión, que es aquel que les lleva a sacar la lengua fuera para expulsar sólidos, ya sea comida u objetos, para evitar el atragantamiento debe haber desaparecido, algo que suele ocurrir a los 6 meses de edad.
Si el niño evoluciona bien y va aceptando la alimentación sólida con este método, las cantidades deben ir aumentando de forma progresiva, ya que a los 6 meses la alimentación complementaria supone ⅕ de su alimentación total, pero entre los 9 y los 11 meses ha de alcanzar la mitad de esta, mientras que la otra mitad seguirá siendo leche.
Los alimentos que los expertos recomiendan para iniciarse en el blw son, siempre cortados en tiras o alargadas o trozos que no excedan mucho el tamaño de su mano:
Verduras y hortalizas cocidas o al horno, como patata, boniato, brócoli, zanahoria, judías verdes, guisantes…
Frutas que pueda masticar bien, como el aguacate, el plátano, melón, sandía, pera…
Pan sin sal, macarrones y arroz cocido.
En cambio, por su salud y seguridad debes evitar la manzana cruda y verduras crudas como la zanahoria o la lechuga; los frutos secos y los desecados hasta los 3 años; tomates cherry, uvas y cerezas; por supuesto caramelos y cualquier alimento que no vaya a poder ser capaz de aplastar con su lengua y el paladar.
Cuando nos planteamos iniciar a nuestros hijos en el blw el primer miedo que surge es el de si existe riesgo de atragantamiento. Y es un miedo lógico, así que para evitarlo sigue fielmente las indicaciones de qué alimentos puede comer solo y cuáles no. Además, es recomendable que os instruyais en el forma correcta de actuar si se produce un atragantamiento.
El otro miedo común, y también lógico, es el de que el niño no esté recibiendo todos los nutrientes y en las cantidades correctas que necesita para crecer de manera saludable puedan sufrir anemia o retraso en el crecimiento y en el desarrollo psicomotor. Para evitarlo asegúrate de que cumples con las revisiones médicas necesarias y sigue siempre las recomendaciones de tu pediatra.
Hace unos años se tradujo al español Helping your baby to love good food (El niño ya come solo)Helping your baby to love good food de la nutricionista Gill Rapley, en el que plasma sus ideas sobre este método al que dio un diseño y unos planteamientos concretos.
A día de hoy el método se sigue desarrollando con fuerza y se han publicado otros libros que pueden interesarte si te estás planteando utilizarlo con tu bebé o, sencillamente, quieres saber más: