La alimentación es fundamental para el buen crecimiento de los niños. Una dieta equilibrada y de calidad permitirá que el pequeño se desarrolle correctamente: esta cambia con el paso de los años, y conviene consultar con el pediatra los alimentos y las cantidades que el bebé va ingiriendo o demandando cada mes.
Hasta los primeros seis meses de vida, el principal alimento es la leche, del tipo que sea. A partir de ahí, se suele considerar que los niños están preparados para probar otro tipo de comidas o alimentos complementarios. ¿Qué significa esto para el niño? El mundo entero. Pasan de tomar un solo producto a consumir decenas de texturas y sabores, si bien hay una serie de alimentos que no se recomienda incluir en su dieta hasta que no cumplen los dos años. El principal motivo es que estas comidas pueden producir atragantamientos o alergias, y de esta forma se reduce la probabilidad. En Divinity te contamos cuáles son estos alimentos contraindicados antes de los dos años.
Los frutos secos lo tienen todo: una incidencia alérgica altísima y un tamaño que los hace constantemente susceptibles de atragantamiento. En el caso de los niños, lo mejor es dosificarlos e irlos introduciendo en su dieta poco a poco, y para comprobar cómo reacciona su cuerpo. Cada vez que le demos uno, debemos estar pendientes de que lo mastiquen correctamente, para que no se atraganten.
Los primeros suelen tener un alto contenido en sal, por lo que suelen provocar problemas cardiovasculares. Si quieres introducirlos en su dieta, consulta con un nutricionista o pediatra para calcular la mejor cantidad de acuerdo a su edad y tamaño. En el caso de la bollería, el problema es el azúcar y las grasas saturadas: pueden provocar un aumento en el colesterol, obesidad y problemas dentales. Lo ideal sería eliminarlo de su dieta.
Este es uno de los alimentos más controvertidos, ya que cuenta con muchos nutrientes, pero, a su vez, el alto contenido en mercurio puede ser muy peligroso para niños menores de diez años y mujeres embarazadas o en periodo de lactancia. En ese caso, se pide no superar las 3 o 4 raciones de pescado y evitar las que tienen alto contenido en mercurio, como el atún rojo o el pez espada.
El café, el té o las bebidas carbonatadas no son buenas para la salud del niño. La cafeína puede provocar una adicción, así como el azúcar. Es mejor evitarlas en todo momento.
Los dulces pueden afectar a la salud del niño: pueden producirse caries, entre otros problemas de salud bucodental. Además, son habituales los atragantamientos, por lo que conviene evitar los alimentos de tamaño reducido. En ese sentido, también se recomienda evitar otros alimentos como las palomitas de maíz o las frutas duras.
Lo ideal es no darle al niño de comer antes de jugar o correr, para que pueda masticar correctamente, y supervisar sus comidas siempre que sea posible. Si el niño se atraganta, hay que seguir los pasos de la maniobra de Heimlich adaptada y consultar al médico después, para comprobar que no existen lesiones.