El momento más esperado del embarazo será el del parto. Aunque también puede ser que cause cierta incertidumbre al no saber cómo se va a dar. Uno de los momentos que esperará la madre para dar por cercano el momento del alumbramiento será saber si el bebé está encajado pero, ¿significa esto que ya está preparado para nacer?
Se considera que el bebé está encajado cuando la parte más grande de su cabeza entra y permanece en la cavidad pélvica de la madre. Esta se denomina ‘encajamiento’ o ‘aligeramiento’, debido a las distintas sensaciones de ligereza que produce en la madre.
La parte del cuerpo que se encaja, en la mayoría de casos, suele ser la cabeza, ya que el bebé suele estar en posición cefálica. Pero sí que es cierto que, en otras ocasiones, los pequeños pueden colocarse en posición podálica, es decir, que lo que se encaja primero son las nalgas, ya que tiene la cabeza hacia arriba y el trasero hacia abajo.
La semana en la que se produce el encajamiento va a depender de distintas variables como la forma de la pelvis que tenga la madre, el tamaño del feto, si es primeriza o no, si es una mujer que practica deporte, etc. Además, la madre podrá notar que su pequeño está encajado si, de repente, su barriga está más baja o inclinada hacia adelante.
Serán los profesionales sanitarios quienes pueden verificar que se ha producido el encajamiento si nota la cabeza del feto y esta permanece fija y no puede moverse libremente. También, en el caso de que se palpe el vientre y solamente se noten dos quintas partes de su cabeza por encima de la pelvis materna.
El encajamiento producirá cierto alivio a las madres. De esta manera, las mujeres se sentirán más ligeras, ya que se respirará con menor dificultad: al descender el bebé hacia abajo, los pulmones tendrán más espacio para poder expandirse. También, se producirá una mejora digestiva y en el caso de que se den muchos episodios de acidez estomacal durante el embarazo, estos irán mejorando con el paso del tiempo. Así, las digestiones se volverán menos pesadas y más fáciles.
Sí que es cierto que esta sensación de ligereza también podrá provocar otros inconvenientes. Entre ellos, nos encontramos con una necesidad frecuente de ir al baño a orinar. Esto se debe a que la cabeza del bebé está ejerciendo una presión extra sobre la vejiga. Y se tendrá menos equilibrio al estar de pie y caminar, ya que se ha modificado el centro de gravedad de la madre y podrán darse molestos calambres que pueden notarse a diario.
Si se trata de mujeres que se encuentran en su primer embarazo, la cabeza del pequeño se encajará en la pelvis unas semanas antes de dar a luz, pudiendo oscilar unas dos o cuatro semanas. En el segundo o tercer embarazo, el encajamiento no se va a producir normalmente hasta el momento en el que se ponga de parto.
En el caso de que el pequeño no esté encajado y tú te encuentres en un estado de embarazo ya avanzado siempre podrás realizar distintos movimientos para ejercitar la pelvis. Para ello, lo mejor será que te hagas con una pelota grande de pilates, que te sientes sobre ella, dibujes círculos y ‘ochos’ con la cadera varias veces al día.