La dermatitis del pañal es un tipo frecuente de inflamación de la piel que aparece en forma de manchas rojas intensas en las nalgas del bebé. Lo más normal es que esta esté relacionada con los pañales húmedos o aquellos que se cambian con poca frecuencia, la sensibilidad de la piel y el roce del pañal. Además, suele afectar a bebés, aunque cualquier persona que utilice pañales se puede ver afectada por esta complicación.

Es cierto que debido a su color podrá alarmar a los padres, que se preguntarán qué le está sucediendo a su bebé y qué estarán haciendo mal. Por su parte, en los bebés generará cierto malestar, ya que lo más probable es que tengan ciertos picores. Cabe destacar que esta complicación se curará con remedios simples del hogar, como realizar el secado con aire, cambiar el pañal con más frecuencia y utilizar ungüentos.

Pero, ¿cómo podemos identificar que el pequeño tiene una dermatitis producida por el pañal? Pues bien, es fácil, ya que sus síntomas son bastante claros. La dermatitis del pañal se caracteriza por los signos en la piel, ya que la piel estará enrojecida y de aspecto sensible en las zonas de los glúteos, muslos y genitales. También, se notarán ciertos cambios en la predisposición del bebé y, así, podrás notar que el pequeño parece más molesto de lo normal, especialmente, cuando le cambias el pañal. De la misma forma, un bebé con dermatitis en el pañal lo más normal será que se queje o llore cuando le lavan o le tocan la zona.

Si la piel del bebé no mejora, después de unos días de tratamiento en casa, lo mejor será que hables con tu médico, que te dará las indicaciones adecuadas. En ocasiones, sí que te tendrá que recetar determinados medicamentos para tratar la dermatitis en casa. Si la erupción es grave o inusual, si empeora a pesar del tratamiento en casa, si sangra, pica o se supura, si causa dolor o ardor al orinar y si está acompañada de fiebre habrá que volver al especialista.

La dermatitis podrá aparecer debido a diversas causas. Por ejemplo, si se ha producido una irritación por las heces y por la orina, ya que la exposición prolongada de las mismas puede irritar la piel del bebé. También puede ser que tu bebé sea más propenso a sufrirla si experimenta diarrea de forma frecuente.

Esta dermatitis podrá producirse por la rozadura o frotamiento, ya que los pañales o la ropa muy apretada pueden dañar la sensible piel de un bebé. Además, se podrá provocar por el uso de un producto nuevo, como las toallitas húmedas, pañales, detergente, blanqueador o suavizante de la ropa.

Se podrá producir, de la misma manera, por la introducción de alimentos nuevos, ya que, a medida que los bebés comienzan a comer, el contenido de sus heces cambia y aumentará las probabilidades de que sufran dermatitis del pañal. También, la dermatitis podrá ser producida por una infección bacteriana o por unos hongos y, en este caso, podrá esparcirse por distintas zonas de la piel del bebé.

Podrá ser que el bebé tenga la piel sensible, como dermatitis atópica o dermatitis seborreica. De la misma forma, el uso de antibióticos podrá favorecer a la aparición de este tipo de complicación, ya que estos combatirán todas las bacterias, tanto las malas como las buenas y su uso incrementa el riesgo de tener diarrea.

Por todo ello y para que no haya ninguna complicación, lo mejor será prevenir esta situación. La mejor manera será mantener la zona limpia y seca y se podrán llevar a cabo una serie de estrategias para que no aparezca la dichosa dermatitis: cambiar los pañales del pequeño con cierta frecuencia y, en cada cambio de pañal, limpiar bien el culete del bebé con agua tibia. Será muy importante secar la piel del bebé con ciertos golpecitos usando una toalla o dejándolo al aire. Y no habrá que colocar los pañales demasiado ajustados ni dejar que el bebé permanezca sin el mismo demasiado tiempo.

También, habría que considerar usar alguna crema protectora de forma regular. Eso sí, siempre y cuando te lo recomiende un especialista. Además, después de cada cambio de pañal, es básico que te laves las manos adecuadamente, para prevenir la propagación de bacterias y de hongos a otras partes del cuerpo del bebé.