Los mocos son una realidad también para los más pequeños. Es por eso que será muy importante limpiarles bien la nariz para que no se obstruya y puedan respirar correctamente. Lo más recomendable siempre será limpiar bien la nariz del bebé para que pueda respirar bien y no se fatigue.
Antes de nada habrá que tener claro cuándo tiene el bebé mocos o no. Cabe destacar que, en algunas ocasiones, el pequeño se atragantará porque está tomando el pecho o el biberón y este se queda en las vías respiratorias. Esto puede hacer que al respirar se oiga como si estuviera resfriado, pero esto estará provocado por la presencia de leche, no por los mocos. Para diferenciarlo habrá que mirar bien la nariz; si no hay mocos no habrá que limpiárselos.
Podrás preguntarte cuál es el mejor momento de hacerlo. Lo cierto es que si el bebé tiene la nariz obstruida y le está costando respirar, lo mejor será limpiárselo cuanto antes. Uno de los momentos más fáciles será después del baño cuando el vapor del agua fluidifica un poco los mocos.
Uno de tus mejores aliados, a la hora de limpiar la nariz, será el suero fisiológico. Este ayudará a deshacer los mocos y a arrastrarlos para que el bebé los saque o bien para que se los trague. No habrá problema en que se los traguen, ya que lo más probable es que el bebé no sepa sonarse los mocos y cómo expulsarlos.
Será muy importante calentar un poco el suero fisiológico para que el pequeño no sienta demasiado frío. Para calentarlo solamente necesitaremos tenerlo un poco en las manos o en un bolsillo que esté en contacto con nuestro cuerpo.
Si utilizamos suero fisiológico en aerosol habrá que apoyar el aplicador en el orificio de la nariz. No habrá que apretar demasiado para que no haga daño al pequeño y, además, un exceso de presión podrá hacer que la mucosidad se dirija al oído.
En el caso de que utilices las botellitas de suero lo mejor será que este entre por la nariz con pequeñas gotitas. Se podrá hacer con el bebé boca arriba.
Tras esto, hace unos años se utilizaban mucho las peras de goma, aunque ahora lo que más se llevan son los aspiradores nasales. Lo mejor será aspirar suavemente y, en el caso de que no salgan muchos mocos, habrá que echar un poco de suero y volver a intentarlo, pasado un tiempo. Además, habrá que tener cuidado y no utilizarlos de manera errónea, ya que entonces, el moco puede acabar en el conducto auditivo.
La limpieza se podrá hacer cada vez que lo necesite el pequeño. Aunque eso sí, debemos saber que esto no será nada fácil y que podrá molestarle bastante. Por eso, en el caso de que la cantidad de mucosa no sea excesiva y que puedan respirar y comer correctamente, no habrá que tocar la nariz.