Todos los bebés tienen la piel muy delicada. Y esto se acentúa en sus primeros meses de vida, ya que la piel hace la función de barrera, protegiendo al pequeño de todo lo que sucede a su alrededor. Además, la piel también le servirá para regular la temperatura, evitar las lesiones y proteger al cuerpo de los golpes y los arañazos, así como las infecciones.
La piel del pequeño necesitará unos cuidados especiales que se tendrán que convertir en rutina, por lo que lo más importante será utilizar los productos adecuados a la hora de bañar al pequeño. Así, habrá que usar jabones neutros, debido a la delicadeza de su piel, que carece de flora bacteriana que la proteja. Además, habrá que decantarse por aquellos productos sin ningún tipo de perfume.
Si echamos un vistazo a lo que nos comenta la Asociación Española de Pediatría (AEP) no será necesario limpiar todas las zonas ni todos los días. Los pequeños tendrán unos mecanismos de autolimpieza propios que servirán para respetar su piel y que quede como si estuviera recién bañado.
Será importante que no se utilicen demasiado los antisépticos. Este uso excesivo puede cambiar el ecosistema microbiológico normal de la piel y podrá provocar la proliferación de otros microorganismos que no serán adecuados para los más pequeños.
Habrá que tener especial cuidado con los productos que se aplican directamente sobre la piel del bebé. Cabe destacar que la barrera de la piel no está completamente desarrollada y, por eso, las sustancias que se aplican directamente pueden penetrar de forma intensa. Esto hará que se alcancen aquellas capas más activas de la dermis.
Tampoco tendremos que comprar productos alcalinos para el cambio de pañal. Los más recomendables serán aquellos que tengan agentes aditivos grasos, que sean indicados solamente para el cuidado de esas zonas más delicadas y especiales. De la misma forma, será muy recomendable evitar la exposición directa al sol, así como tampoco sufrir cambios de temperatura bruscos.