Los niños gastan mucha energía y, en consecuencia, tendrán que reponer fuerzas varias veces al día. Por eso, la merienda jugará un papel fundamental en su día a día. Gracias a ella, recargarán pilas para las actividades extraescolares y, sobre todo, para lo que queda de día. Es más, una ausencia de este almuerzo podrá provocar una bajada en el rendimiento académico, ya que tendrán que tener energía para hacer los deberes.
Así, la alimentación será fundamental para determinar bien su futuro y los padres deberán ser muy responsables con ese tema y con el hecho de que sus hijos coman correctamente y de forma sana. Será la dieta mediterránea la mejor para el menú infantil y, por eso, lo mejor será optar por un consumo equilibrado y variado, intentando tomar cinco piezas de frutas y verduras al día. Aunque eso sí, esto podrá ser especialmente complicado debido a que no es un alimento demasiado atractivo.
Un gesto importantísimo en la alimentación de los más pequeños será evitar la comida rápida, la procesada, el elevado consumo de carne roja y otros alimentos con alto contenido en sal, así como zumos envasados o refrescos azucarados. De la misma forma, será fundamental consumir productos naturales. Eso sí, cada niño tendrá diferentes necesidades alimenticias y no todas las dietas serán iguales, por lo que lo mejor será buscar y encontrar un equilibrio. Además, será muy importante mantener, al menos, un intervalo de tres horas entre una comida y otra.
Una merienda ideal será aquella que sea ligera y esté bien complementada con sus nutrientes. Por eso, en el caso de que el niño se haya alimentado de mucha verdura, será ideal que se opte por más proteína. Los cereales les ayudarán a dar energía al organismo y son una fuente rica en hidratos de carbono, minerales y proteínas. También, las frutas son ricas en fibra, vitaminas y proporcionan un gran aporte de agua, un conjunto que ayuda a mantener activo el sistema inmunitario. Por otro lado, los lácteos y el crecimiento estarán muy relacionados, ya que el calcio y las proteínas serán fundamentales. Pero, ¿cómo podremos hacer que los niños merienden de todo? Y, sobre todo, ¿que se interesen por la fruta?
Las frutas constituyen una parte muy fundamental de la alimentación infantil y son una buena fuente de vitaminas y minerales. Además, el verano es una de las mejores épocas para que nuestros pequeños tomen este tipo de alimentos. Aunque no siempre será fácil. Lo mejor será tener siempre fruta fresca, ya que si ven que es algo normal en nuestra vida y hasta que sus padres la ingieren querrán también probarla. Por eso, será muy recomendable que le ofrezcáis fruta a todas horas, tanto en el desayuno como en el postre y la merienda.
Podrás ofrecérsela en una infinidad de maneras y, además, nos podremos encontrar con una forma más atractiva que otra. Lo mejor será que conozcáis sus gustos para saber que es lo que más le puede atraer. Una buena opción será la macedonia de fruta, los helados caseros o añadiendo fruta a las ensaladas.
Será muy importante que le ofrezcas varias opciones para que elijan lo que más les pueda gustar. También, habrá que respetar siempre su introducción y habrá que dejarse guiar por las recomendaciones de profesionales en cuanto a su ingesta. Por tanto, será importante que esté en contacto con los alimentos, que pueda tocarlos, descubrir sus sabores y texturas.
Será muy importante la presentación de la fruta y de la verdura. Por eso, será esencial que pongáis toda vuestra imaginación y que el plato sea atractivo tanto a la vista como al prepararlo.
De la misma forma, será muy importante que involucréis a los niños en el proceso de preparar la fruta. Así, podrán estar presentes en todo ello y poner su granito de arena y sus aportaciones y saber que están hechos por ellos mismos.
Es básico que los padres den ejemplo y que también coman fruta. Si lo hacéis de forma habitual, los más pequeños de la casa podrán copiar vuestras rutinas. Aunque eso sí, si veis que el niño rechaza constantemente la fruta no habrá que obligarle y no utilizarlo como premio o soborno.