Son diversas las molestias que puede tener un bebé a lo largo de sus primeros meses de vida. Además, debido a su corta edad, no podrán expresarse con facilidad y serán los padres los que tendrán que interpretar qué es lo que le sucede al pequeño y, por tanto, serán ellos quienes tendrán que poner remedio. Una de las molestias más comunes son los gases y será normal que el bebé sufra cólicos, que podrán remediarse con mucha atención, paciencia y distintas técnicas.
Pero, ¿qué son realmente los cólicos? Se trata de contracciones del abdomen que vienen acompañados de dolor. Además, estas contracciones, por lo general, se producen durante las doce primeras semanas de vida y pueden durar entre dos o tres horas y, aunque no en todos los casos, suelen darse con mayor frecuencia durante el atardecer. Además, estos dolores pueden hacer que el bebé no concilie bien el sueño o que esté más irritado a lo largo del día.
Para saber si el pequeño tiene cólicos habrá que conocer bien sus síntomas, que serán perceptibles desde el momento en el que comienza el dolor. Así, podremos saber si el bebé tiene cólicos si llora con cierta insistencia, si se encoge, cierra los puños, se pone más rojito y es difícil calmarlo. Podrá ser otro síntoma si el pequeño tiene un sueño intranquilo y no puede dormirse o se despierta quejándose al poco de acostarse, al igual que si notas que tiene la barriga endurecida.
Si notas alguna de estas señales, lo más probable será que esté sufriendo cólicos y será el momento de aliviarlos. Pero, ¿cómo se hace? Uno de los remedios más efectivos, contra el llanto del bebe, será el calor y el cariño de sus progenitores. Probablemente si le coges en brazos, el bebé logrará calmarse. Así, habrá que acunarlo en brazos, acariciarlos y hablarlos de manera más dulce y calmada. Una vez que ya esté calmado, lo mejor será seguir una serie de consejos.
Lo primero que habrá que hacer será levantar al bebé y colocarlo con la cabeza en tu hombro o en tu pecho para que esté de manera vertical. Esta será la mejor posición para que salgan todos los gases. Algunos bebés con cólicos no aceptan el pecho, aunque sea la hora de la lactancia y, en otros, sin embargo, sí que será muy efectivo el contacto de piel con piel y recibir la leche materna. En el caso de que tu hijo se calme con un baño, esta podrá ser una buena manera de aliviarlo. Por eso, no habrá que variar la rutina, habrá que mojarlo con agua tibia y comprobar en qué estado se encuentra más cómodo.
Habrá que comprobar si el bebé se encuentra mejor con tranquilidad o con ruido blanco. Este último será muy efectivo en el caso de que queramos conseguir que el pequeño acabe dormido. También, habrá que dar suaves masajes en el abdomen del pequeño y observar su reacción. Si tienes miedo a hacerle daño, lo mejor será que flexione sus piernas y que las lleves hacia la barriga. Otra opción será hacerle ‘la bicicleta’, alternando una pierna y otra, llevándolas con delicadeza al vientre.
Será muy importante que los padres no proporcionen ningún tipo de medicamento al pequeño, a no ser que haya sido recomendado por un experto. Será muy importante sacar los gases al bebé después de que lacte, ya que siempre puede tragar aire mientras succiona el pecho o el biberón. Otra buena idea será que el bebé tome un poco de aire, cambiándole de estancia o, incluso, sacándole a la calle y dándole un pequeño paseo.
Por tanto, para sacar los gases del bebé no habrá que aprender nada nuevo. Solamente habrá que proporcionar cariño al pequeño, prestarle atención y ayudarle a que pase de la mejor manera estos momentos tan molestos. En el caso de que el bebé no se calme, lo más recomendable será que no le dejes en la misma posición. Por eso, habrá que acostarlo boca arriba, cogerlo para que se mantenga erguido y acostarlo boca abajo. Además, el movimiento le ayudará a remover los gases que tiene dentro y a hacer que estos salgan.