Sabemos que el yoga es una práctica llena de beneficios, con tantas variantes que no es difícil encontrar la que más se adapta a cada uno de nosotros, y que se puede practicar en cualquier momento de la vida, incluso desde bebés.Si ya descubriste el placer de practicar yoga durante el embarazo es muy posible que no quieras abandonarlo ahora que ha nacido tu bebé. La buena noticia es que, no solo puedes seguir haciendo yoga, sino que puedes practicarlo con tu bebé y beneficiarte de ello.
Retomar (o iniciar) la práctica del yoga tras el parto es perfecto para ti, pero, además, se trata de un hábito saludable que influye de manera positiva en el desarrollo del bebé y en la conexión física y emocional contigo. De hecho las clases de yoga con bebés están diseñadas para que ambos participéis al tiempo, aunque haya momentos en los que solo debas centrarte en los movimientos del bebé o en los tuyos.
Aunque tú puedas comenzar a hacer respiraciones y asanas con tu bebé al lado desde que nace, lo habitual es esperar hasta los dos meses aproximadamente para ir a una clase de yoga con él. Hablamos, por supuesto, de clases enfocadas a que practiquéis yoga juntos. De hecho, hasta aproximadamente los 3 años, el niño no puede empezar a practicar yoga por su cuenta, pero si ya tiene experiencia, la práctica fluirá muchísimo.
Puede que seas una autentica yogui y te manejes a la perfección realizando asanas, pero lo ideal sería que fueras a clase, al menos durante los primeros meses, antes de practicar yoga en casa con tu bebé. Además de aprender cosas nuevas y manejar correctamente todas las posibilidades, es una oportunidad excelente para socializar y compartir tiempo y vivencias con madres y padres en tu misma situación.
Si todavía estás dudando, te contamos qué beneficios tiene el yoga para ti y para tu bebé.
Practicar yoga junto a su madre o su padre en una manera maravillosa de proporcionar al bebé toda clase de estímulos. Los movimientos suaves, las caricias y los juegos consiguen un equilibrio perfecto entre la calma y la actividad. Al tiempo que se estimula el desarrollo de su tono muscular, de sus sentidos y la percepción del propio cuerpo, sentir cerca tu respiración acompasada, el contacto físico y las posturas le ayudarán a relajarse y a sentir la tranquilidad. De hecho, los masajes son un ejercicio habitual en yoga, y una de la prática más recomendadas para los bebés.
El vínculo de apego seguro se considera el más sano de todos, y se produce cuando el niño siente que sus padres están con él de manera incondicional y no van a fallarle. Este tipo de apego proporciona en el bebé y futuro niño una seguridad que le permite desarrollarse plenamente y de manera equilibrada.
Al practicar yoga juntos, mantenemos el contacto físico continuo con el bebé, además del emocional. Esto permite que se sienta protegido y conectado contigo en todo momento, sintiendo la confianza y el amor que le transmites al estar juntos. Por eso es importante que se trate de un momento para disfrutar del aquí y el ahora, porque cada instante de unión revierte de manera positiva en su bienestar, y también en el tuyo.
La recuperación física, y también emocional, es muy importante para el bienestar de la madre y requiere de tiempo y paciencia. El cansancio y la falta de tiempo pueden hacer que esta necesidad quede desatendida, y asistir a clases de yoga con nuestro bebé puede ser una excelente solución.
El yoga libera y trabaja la musculatura de todo el cuerpo, haciendo especial énfasis en la pelvis y el abdomen, que son sin duda las zonas que más necesitan ejercitarse y recuperarse. También se fortalece la zona lumbar, que es una de las más castigadas durante el parto y el embarazo.
Por otro lado, los ejercicios de respiración y la concentración que requiere el yoga te ayudan a relajarte y a liberarte de las tensiones acumuladas por la reciente maternidad. Se trata de un momento para ti, para vosotros, que es importante cuidar y fomentar. Cuanto más tranquila y relajada estés, más fácil te resultara afrontar la crianza de tu pequeño.
El aislamiento social acompaña, en ocasiones, a la llegada de un bebé. Y es lógico que así ocurra, porque dedicamos a su cuidado y a nuestra recuperación las 24 horas del día. Asistir a yoga con tu bebé es una forma de continuar con su cuidado y tu recuperación, pero junto a otras madres en tu misma situación. Eso lo convierte en un tiempo para poder relacionarte con otras personas y tomarte un respiro necesario. La maternidad compartida es muy enriquecedora y te puede ayudar a volver a casa renovada en muchos sentidos.