Cuando llega la hora de dejar a nuestro bebé en la guarde por primera vez nos enfrentamos a un momento muy delicado, tanto para el niño como para nosotros. Conciliar la vida familiar con la profesional es complicado, y tenemos asumido que más pronto que tarde nuestro bebé irá a la escuela infantil, pero cuando llega el momento no resulta tan sencillo. Por eso queremos darte estos consejos que te permitirán sobrellevar con éxito el comienzo de la guarde, a pesar del miedo a la separación o de los llantos de los primeros días.
Son muchas las veces en las que la escuela infantil es la única posibilidad para unos padres que han de reincorporarse al puesto de trabajo, con lo cual la decisión está tomada por las propias circunstancias vitales y laborales. Pero en otras ocasiones hay familias que se plantean alternativas, como prolongar la baja por maternidad o paternidad con una excedencia y retrasar el momento de llevar a su bebé a la guarde.
No importa en qué momento lo hagas, pero sí que estés convencida de ello. Solo si tú estás segura podrás transmitirle al bebé esa misma seguridad y confianza ante la nueva etapa que comienza.
No importa que sea muy pequeño y no pueda comprender todo lo que le cuentas, es muy importante que sepa por ti que va a haber cambios en su vida, aunque no pueda anticiparse. Por supuesto, hablamos de contárselo desde la alegría y la diversión, para que no perciba ninguna connotación negativa en nuestras palabras. La escuela infantil es un sitio muy bonito en el que va a poder jugar mucho y pasarlo bien con otros niños. Poder hacer amiguitos y jugar en un sitio muy chulo es algo que gusta a todos los niños, y sin duda es lo mejor que puede ir escuchando en los días previos a ir a la guarde. Con esto no basta, ni mucho menos, para que le apetezca ir y quedarse, pero no le pillará tan de sorpresa cuando llegue el momento.
La separación es dura para el bebé, pero también para los padres. Por eso es conveniente que no se produzca de golpe cuando llegue el gran día. Ir acostumbrando al bebé (y a vosotros) a tiempos de separación, aunque sean breves, lo hará menos difícil.
Podéis empezar en las semanas previas, dejándolo con gente de confianza. Probad con ratitos cortos al principio que se vayan alargando conforme avanzan los días y vayas notando que el bebé se siente más seguro. De hecho, si os lo podéis permitir, lo ideal sería que en la guarde fuera aumentando el tiempo que está allí de manera progresiva, sobre todo si empieza a partir de un año de edad, ya que es más consciente del paso del tiempo.
Y a ser posible, tampoco los siguientes días. Para cuando llegue el momento ya sabremos lo difícil que es salir de casa con un bebé, y más si queremos que haya desayunado y vaya vestido sin manchas. No es cuestión de que te levantes dos horas antes cada mañana, pero sí con el tiempo suficiente para que podáis salir de casa sin carreras y, sobre todo, sin estrés. No solo será más agradable, sino que evitarás añadirle a tu hijo cualquier tipo de agobio o inquietud innecesaria. Una buena idea es dejar preparado todo lo que puedas la noche anterior.
Es muy importante que se lo repitas varias veces. Dile que solo te vas un ratito, mientras él juega, y que luego vas a volver a por él. No saber qué va a pasar después, y si vas a volver o no es lo que más angustia le puede causar, y la mejor manera de rebajarla es verbalizando que vas volver a buscarle.
Despídete con cariño y alegría, sin mostrar preocupación, para que sienta tu tranquilidad ante el hecho de dejarle en un sitio que para él todavía es desconocido, porque tú sabes que va a estar bien.
Puede ser su juguete favorito o el peluche del que no se separa, e incluso ponerle un poco del perfume de mamá para que lo reconozca y se sienta más seguro. Algunos niños llevan una mochilita con sus propios juguetes, tanto para él mismo como para enseñar, aunque luego utilicen los que les ofrecen en el centro.
Con la ropa pasa lo mismo. El primer día no es el ideal para estrenar toda la ropa. Mejor que lleve una que le guste mucho y con la que se sienta cómodo para jugar a todo.
Cuando vayas a por él es el momento de colmarlo de amor y de mimos. Muéstrale tu alegría por haber vuelto y, si te lo puedes permitir, dedícale el resto de la tarde. Aunque no te pueda explicar bien todo, pregúntale por cómo ha ido el día: comida, juegos, siesta… Y si no muestra interés por contarte no pasa nada, lo importante es que tú muestres tu interés por él.
A pesar de todas tus buenas intenciones, es muy posible que los llantos sean diarios, además de intensos, sobre todo los primeros días. Algunos niños vuelven a pedir el chupete y otros se ponen refunfuñones o nerviosos. Es normal, así que mucha paciencia. Sé comprensiva y no muestres preocupación, al contrario, que te siga viendo segura, y con casi total seguridad en un par de semanas verás cómo ya está adaptado a la guarde y disfruta del tiempo que pasa allí.