Respeto, distancia y otras recomendaciones para gestionar las visitas al recién nacido en tiempos de coronavirus

  • Tras las horas de parto, lo que más le apetecerá a la madre será estar tranquila junto a su bebé y a su pareja.

  • Por eso, en muchas ocasiones, las visitas se pueden convertir en un verdadero estorbo, y, más aún ahora, con una pandemia mundial entre nosotros.

Cuando somos padres una de las cosas que más tememos son las visitas al hospital y a casa. Como madre, una vez que has parido, después de tanto tiempo de esfuerzo y agotamiento, lo que te apetece es estar tranquila con tu bebé y compartir ese tiempo con el padre de la criatura. Es por eso que muchos padres prohíben a sus familiares y amigos que acudan al hospital en los primeros días tras el parto. Estos tendrán que esperar a conocer al nuevo miembro de la familia una vez que estén todos en casa.

Ahora, con el coronavirus entre nosotros, los padres lo han tenido más fácil; ya no hace falta que pongan excusas para decir no a las visitas. Debido a esta pandemia y el desconocido efecto que tiene el virus sobre los recién nacidos, lo mejor será que las personas que quieran conocer al recién nacido se tomen un tiempo prudencial. Esto será ideal para no agobiar a la madre y, también, para no contagiarse.

Si, además, eres tú la persona que va a visitar a un recién nacido, lo mejor será que sigas una serie de pautas y recomendaciones de seguridad e higiene. También será muy importante que hables con los padres antes de presentarte junto a ellos para ver qué horas les viene mejor y, principalmente, si quieren recibir visitas. Es primordial entender su situación, ya que lo único que desean es disfrutar de los primeros momentos con su pequeño, sin ninguna distracción. Además, con el COVID-19, si los padres acceden a la visita, lo más recomendable será que mantenerse a una distancia prudencial del pequeño y de sus padres, llevar mascarillas en todo momento y extremar la higiene de las manos. En Divinity, te contamos distintos tips para sobrevivir a estas primeras visitas sin perder los nervios.

Qué hacer en el hospital

En la recta final del embarazo es muy probable que la madre sufra el conocido ‘síndrome del nido’, una serie de conductas que tienen como fin prepararlo todo y dejarlo limpio para la llegada del bebé. En un parto normal, el ingreso de la madre suele durar dos o tres días -aunque con el coronavirus entre nosotros, si madre y bebé están bien, puede que esos tiempos se vean reducidos-, y en esos momentos lo más ideal será recibir solamente a la familia más íntima. Es decir, padres, madres, hijos y hermanos. Si, por el contrario, el nacimiento se ha producido por cesárea, habrá que pasar más días en el hospital y las dificultades serán mayores, ya que has pasado por un quirófano y puede que no te encuentres del todo bien.

Con parto vaginal o cesárea, la madre tendrá las molestias lógicas tras la intervención y, también, si se ha decidido por ello, estará comenzando a instaurar la lactancia materna como alimentación para su bebé. Por todo ello, será muy importante que expliquemos a las personas que quieren acudir a vernos la situación que estamos viviendo, para que, así, puedan entenderla. En cualquier caso, lo más recomendable será ser bastante restrictivos y si queremos ver a alguien en especial, llamarle explícitamente para que se acerque. Sí que es cierto que en tiempos de COVID las visitas en los hospitales se han restringido al máximo y, por eso, solamente podrá estar con la madre, un acompañante. Este suele ser, normalmente, el padre o la madre del bebé. Por eso, por muchas ganas que tengamos, será bastante complicado ver al pequeño en sus primeros días de vida y habrá que esperar a su llegada a casa. Respecto al móvil, lo mejor para la madre, en esos primeros días, será estar desconectada.

¿Y qué pasa cuando estamos ya en casa?

Eso sí, con la vuelta a casa puede que eso de controlar las visitas se complique. Además, nuestros más allegados sabrán que esos días vamos a estar sí o sí allí. Por eso, lo más probable es que no les importe acercarse en cualquier momento. En muchas ocasiones, los malentendidos se producirán por no ser lo suficientemente claros, por eso, será muy importante explicar cuáles serán las mejores horas para recibir a tus amigos y en cuáles querrás descansar. Además, también será ideal advertir de que antes de aparecer por casa avisen y pregunten si pueden ir o no. Lo mejor será hacer una planificación previa de las visitas para evitar aglomeraciones, así como también fijar la duración de las mismas para poder desprendernos de aquellas personas que no hacen el amago de irse. Si la visita es más larga de lo deseada, lo más educado será comentarlo, con total confianza y cordialidad, con las otras personas.

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