Una vez que el bebé nace podemos observar que tiene distintas marquitas o rojeces en la piel. En la mayoría de ocasiones, esto suele ser algo muy común y desaparece con el paso del tiempo. Se trataría del eritema tóxico, la erupción más frecuente en el neonato y que afecta, aproximadamente, a la mitad de los recién nacidos que se encuentran a término.
Los bebés que sufren este tipo de complicación presentan una erupción con granitos rojos con elevaciones de color más blanco o amarillento en la parte del centro. Además, generalmente suelen aparecer al día siguiente del parto y suelen desaparecer, sin ningún tipo de tratamiento, durante la primera semana.
Al eritema también se le conoce como urticaria del recién nacido, exantema toxoalérgico o dermatitis por picadura de pulga, ya que los granitos suelen parecerse a los de este tipo de insectos. A pesar de su nombre, esta complicación no tiene nada de tóxica y es una enfermedad cutánea inflamatoria benigna que no necesita ningún tipo de tratamiento. Además, lo más común será que desaparezca por sí sola.
Esa lesión cutánea es una pequeña pápula de uno a tres milímetros de diámetro, que suele evolucionar a una pústula con un halo más eritematoso. Las lesiones presentan un número variable y pueden unirse en placas de varios centímetros. Estos granitos suelen aparecer en el pecho, las extremidades y la espalda, aunque también pueden darse en otras partes del cuerpo como en la cara. Lo más normal será aparezca entre el primer y el tercer día de vida y su duración puede prolongarse hasta la cuarta semana y pueden aparecer y desaparecer continuamente.
Como ya hemos comentado, no requiere de un tratamiento específico. Solamente habrá que hidratar bien la piel del recién nacido como parte de su rutina normal. En el caso de que la erupción persista o tiene un mal color o apariencia, lo mejor será que se consulte con el pediatra para descartar cualquier otra complicación.