Displasia de cadera en bebés, una luxación congénita que puede curarse con tratamiento
La displasia de cadera es una malformación que se da en los miembros inferiores, en la cadera, y que suele afectar, fundamentalmente, a los recién nacidos.
Se trata de una complicación que tiene que diagnosticarse cuanto antes, ya que cuando el bebé haya empezado a andar o gatear, no será recomendado.
Cuando son pequeños nos podemos encontrar que nuestros hijos sufren diversas complicaciones. Una de estas es la displasia de cadera, también conocida como luxación congénita, displasia evolutiva o del desarrollo de la cadera. Se trata de una malformación que se da en los miembros inferiores y que es considerablemente frecuente en los recién nacidos. Se da en, aproximadamente, uno de cada tres menores y es más común en niñas. Además, se suele desarrollar más en el lado izquierdo que en el derecho. Para detectarla, el pediatra tendrá que controlar la posición de la cadera del bebé en las primeras revisiones, así como después del parto.
Por tanto, la displasia de cadera consiste en un desarrollo anormal de la articulación que se encuentre entre la cabeza del fémur y la cavidad de la cadera. Esto provoca un desplazamiento hacia afuera de la cabeza del fémur, es decir, del hueso superior de la pierna. Cuando la cabeza del fémur y la cavidad donde debe alojarse para una correcta posición, el hueso tiende a salirse, en alguna que otra ocasión, de forma intermitente. En las situaciones más graves, el hueso se coloca fuera de su posición natural de una forma permanente, lo que se conoce como cadera luxada.
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Por qué se produce la displasia de cadera
Lo cierto es que el porqué de la displasia de cadera todavía no está muy claro, pero parece que se pueden encuadrar dentro delos factores de riesgo los bebés macrosómicos, ser el primer hijo, tener poco líquido amniótico, anomalías uterinas o una edad demasiado avanzada de la madre. Para detectar la displasia, se tienen que llevar a cabo ciertas maniobras, como la de Ortolani y Barlow: se trata de una serie de movimientos que realiza el pediatra flexionando y abriendo con delicadeza las piernas del bebé. Estas se realizan con el niño tumbado hacia arriba y lo más relajado posible. Además, primero se hace en una cadera y, más adelante, en la otra.
La importancia del diagnóstico precoz
Con la maniobra de Ortolani, el especialista podrá comprobar si hay una luxación realizando varias rotaciones de cadera. Por su parte, la maniobra de Barlow permite comprobar si hay alguna posibilidad de que se pueda producir una luxación. La mayoría de casos de displasia de cadera se detectan durante el periodo neonatal gracias a estas maniobras. Además, será muy importante ese diagnóstico precoz, ya que el tratamiento será eficaz antes de que el bebé pueda comenzar a gatear y a ponerse de pie.
A partir de los dos o de los cuatro meses, las maniobras serán negativas. Eso sí, en la mayoría de los casos, hasta que los niños no comienzan a andar, no se detecta un síntoma de esa dislocación. Esta podrá notarse con un retraso en el inicio de la marcha, cojera al andar o una forma de caminar más inestable. Para realizar este diagnóstico, lo más normal será que se realice una prueba de imagen. En los más pequeños, no será estrictamente necesario una radiografía de caderas.
Cómo tratarla
Como ya hemos comentado, si no se trata la displasia antes de que el niño comience a caminar, esto podrá tener graves inconvenientes. El tratamiento dependerá totalmente de la edad del paciente y de la gravedad de cada caso. Los bebés de menos de cuatro o seis semanas de vida será muy frecuente que presenten una hiperlaxitud en la cadera, por lo que la maniobra de Barlow será positiva. En estos casos es muy probable que los pequeños no necesiten ningún tratamiento especializado y si este no evoluciona favorablemente, se remitirá a un especialista en ortopedia infantil. Para ello, se utilizarán diversas prótesis, como el arnés Pavlik, que consiste en unas correas que mantienen las caderas en flexión de cien grados para reducir esa luxación. Si el diagnóstico es muy tardío o fallan los tratamientos, la cirugía podrá ser la última solución.
Otras medidas que también se pueden llevar a cabo será el doble pañal, aunque ahora está más en desuso. Tampoco debe utilizarse un andador, ya que será más perjudicial para la posición de la cadera, puesto que el fémur suele tender a salirse con el peso del cuerpo. También, será recomendable una mochila ergonómica y fulares, en los que los bebés van a horcajadas, ya que será una postura muy adecuada para el correcto desarrollo de la cadera y para que no se produzca una luxación.