Después de un momento de tanto esfuerzo como es el parto y de unos meses de cambios, cómo los que suceden en el embarazo, será normal que la madre pueda llegar a notar ciertas molestias. Además, ocuparse de un recién nacido conlleva diversas posturas que no serán las mejores para nuestro cuerpo y que hará que esto se note en las semanas posteriores. Sobre todo, si comenzamos a forzar ciertas tareas, como dar el pecho, el biberón, cambiar los pañales, dar un baño, meter al bebé en la cuna… Los dolores más comunes que se pueden dar son aquellos que aparecen en la zona cervical y en la lumbar. Aún así, sí que es cierto que se podrán resentir otras partes de nuestro cuerpo, como los hombros, los brazos, las muñecas o las manos.
Además, cualquiera de estas molestias se verán seriamente agravadas si la madre no descansa lo suficiente. Por eso, será muy probable que esa pequeña molestia acabe convirtiéndose en un dolor real. La zona lumbar será una de las más afectadas, ya que será aquella de la que más tiramos al coger a nuestro pequeño en brazos. La musculatura paravertebral tendrá que hacer un esfuerzo, al que no está acostumbrada, y, en muchas ocasiones, suele generar cierto dolor. De todas las molestias que pueden surgir, en esos meses de postparto, se trata de una de las más dolorosas, si dejamos de lado la mastitis o los dolores tras la episiotomía. También, será muy frecuente el dolor en la zona cervical e interescapular a la hora de dar el pecho y en la muñeca. Aunque eso sí, una de las peores molestias será la lumbalgia aguda. La recuperación será rápida, pero eso no evitará que lo pases realmente mal durante unos días.
Será muy importante intentar prevenir todas estas complicaciones manteniendo un buen descanso y sin hacer esfuerzos innecesarios. Aún así, si vemos que ya estamos sufriendo de alguna de estas dolencias, habrá que saber cómo tratarlas. Lo principal será mantener un estilo de vida considerablemente activo, donde el deporte no sea algo tabú ni algo totalmente desconocido. Será muy importante que la madre siga una rutina, tanto antes del embarazo como después del parto. Así, se aumentará la actividad cerebral del niño y la madre estará más preparada para poder lidiar con todo lo que viene. Eso sí, habrá que tener en cuenta que no todos los deportes se adaptarán a todas las personas. Por eso, lo mejor será que la mujer contacte con un especialista para que le diseñe una tabla según sus necesidades.
Además, tendremos que tener muy claro cuáles serán los objetivos que queremos conseguir: si queremos tratar una complicación muscular, perder unos kilos tras el parto o estar más en forma. Lo más recomendable será realizar ejercicios hipopresivos, los más comunes dentro del Pilates. Estos ejercicios permitirán reforzar la faja abdominal, que se habrá visto muy afectada durante esos nueve meses de gestación. En el caso de que sufran problemas de cuello o lumbares, lo mejor será que se evalúen y se recomiende una tabla determinada para cada paciente. Habrá que realizar el deporte durante unos 45 minutos o una hora, unos tres días por semana.
Sentirte mejor no solo será realizar mucho ejercicio, también habrá que tener especial atención a la postura que se adopta. Sobre todo, a aquella que repitamos de forma constante y si la repetimos durante un tiempo determinado en el tiempo. Por eso, los cojines y las almohadas de lactancia serán unas grandes aliadas para aliviar estos dolores. Muchas mujeres han descubierto, tras el parto y durante la lactancia, que este tipo de acolchamiento les es fundamental para tener una buena posición, tanto ellas como su bebé.
Aún así, si teniendo una buena postura y haciendo ejercicio se notan ciertas molestias, lo mejor será acudir a un especialista para que pueda tratar ese dolor localizado. Eso sí, habrá otros dolores en los que tendrá que intervenir un profesional, como la rotura de capilares, las hemorroides o tirones en los puntos de la episiotomía. También, estos dolores podrán ir acompañados del llamado baby-blues, un conjunto de de melancolía, tristeza y nostalgia de la barriga que ya no está. Se trata de un fenómeno completamente fisiológico, que afecta la gran mayoría de madres.