Todos los bebés regurgitan o escupen, sobre todo, después de haber ingerido grandes cantidades de leche al tomar al pecho o después de darles el biberón. Esto se produce porque su estómago ya está lleno o porque cambia de posición de una forma repentina. De esta manera, el contenido del estómago puede hacer que se abra el esfínter y que se inunde el esófago. Por eso, lo más recomendable será que no sufran movimientos bruscos en esos momentos y que, además, tengamos una toallita a mano para poder limpiar todo lo manchado.
Sí que es cierto que habrá bebés que regurgiten más que otros y, por tanto, la frecuencia dependerá de cada pequeño. Eso sí, esto hará que te preguntes cómo se podrá reducir la cantidad y cómo se podrá saber si estos síntomas del bebé no son parte de un problema que pueda ser más complicado. Para ello, habrá que tener claro aquello que será normal y que no.
En el caso de que el pequeño escupa un poco después de la mayoría de comidas se deberá al reflujo gastroesofágico, que será normal si es moderado. Además, no habrá que preocuparse, ya que regurgitar será menos frecuente cada vez que pase el tiempo y se suspenderá a medida que los músculos del bebé vayan madurando. Si el pequeño traga mucho aire durante las comidas y parece tener muchos gases, una posible causa será la aerofagia, es decir, que traga más aire de lo normal. Por tanto, habrá que colocar bien al pequeño.
También, puede ser que el bebé regurgite cuando se balancea o cuando juegue después de las comidas. Esto se podrá dar debido a la estimulación excesiva y, por eso, las horas de comer deberán ser más calmadas y habrá que evitar jugar después de alimentar al pequeño. Además, también se podrá dar que el pequeño haya dejado de escupir y haya empezado a vomitar con contracciones de músculo que ocurren después de cada comida. De esta manera, el pequeño vomitará con cierta fuerza.
En esos momentos lo mejor será que llevarle a un especialista. Las causas serán variadas, entre las que nos podremos encontrar la estenosis pilórica o algún problema de salud que requiere de un diagnóstico y su respectivo tratamiento.
Será muy importante tener en cuenta la diferencia entre regurgitar y vomitar. Esto último implicará arrojar contenidos por la boca, mientras que regurgitar hará referencia a sacar un flujo suave del contenido del estómago que sale por la boca. Además, no implicará contracciones de los músculos y solo se sacará pequeñas cantidades de leche y no provocará dolor o malestar en el bebé.
El vómito se producirá cuando esos músculos del abdomen y del diafragma se contraen. Esto desencadenará nervios del estómago e intestino cuando el tubo digestivo está irritado o inflamado, químicos en la sangre como fármacos o drogas, estímulos psicológicos causado por olores y estímulos del oído medio. Por eso, será muy importante vigilar bien al bebé, cómo se comporta y qué es lo que le estará provocando esta situación.
Eso sí, el reflujo del bebé se podrá reducir de distintas formas. Una de las medidas que habrá que tomar será evitar alimentar al pequeño en exceso. De esta forma, lo más recomendable será alimentar al pequeño con cantidades más pequeñas y con más frecuencia. Además, será muy importante deshacerse de todos esos gases tanto después de la comida mientras la misma. También, será esencial limitar el tiempo de juego de los pequeños después de las comidas y mantener al bebé en posición vertical.
Otra opción será que el bebé esté sufriendo de este problema debido a la leche de fórmula, ya que puede que no digiera bien las proteínas que se encuentran en la misma. Por eso, lo mejor será comentarlo con el pediatra y, en el caso de que sea una realidad, cambiar de marca. Puede ser que el especialista recomiende agregar un poco de avena a la leche, ya que se le proporcionará un alimento más viscoso y espeso para tragar con más facilidad y evitar ese complicado reflujo.