Durante el embarazo, los especialistas recomiendan que se haga ejercicio para evitar una vida sedentaria, no perder la forma física y reforzar algunos músculos como el suelo pélvico. Por eso, si esos meses de gestación transcurren durante la temporada estival es muy normal que queramos hacer el deporte en el agua. La natación se convertirá en la mejor forma de ejercitar nuestro cuerpo sin morir de calor en el intento. Sí que es cierto que hay muchos mitos sobre si las madres pueden bañarse a partir de cierto mes, y la respuesta es que sí se puede, solo habrá que seguir una serie de recomendaciones para que el baño sea lo más agradable y seguro posible.
Como ya hemos comentado, en el embarazo es esencial que la madre se mantenga activa. Por eso, algo tan sencillo como nadar unas horas hará que te sientas mejor contigo misma y te aliviará del calor, muy frecuente durante los últimos meses de gestación -y más si es en verano-. Eso sí, al portar una vida en nuestro interior habrá que seguir una serie de recomendaciones. Lo más recomendable será que te protejas del calor, tanto si te encuentras en la piscina como si quieres ir un día a la playa. Cuando no estás en remojo, las altas temperaturas pueden afectar gravemente a nuestro cuerpo y harán que puedas padecer un golpe de calor o quemaduras. Por eso, lo más importante será que evites las horas centrales de sol.
También, asegúrate de estar bien hidratada. Para ello, será esencial que lleves una botella de agua y alguna fruta fresca, como la sandía, para que, además, tomes vitaminas. Será recomendable una buena protección solar y no olvides que, dentro del agua, el sol también incide. Deberás bañarte en zonas que sean poco profundas para que puedas hacer pie en cualquier momento y sentirte segura.
Se puede practicar snorkel o buceo en la superficie del agua, pero no se recomienda la práctica de buceo con inmersiones profundas. Al igual que tampoco serán recomendables aquellos deportes acuáticos que conlleven algún riesgo de caída, como el kitesurf o el surf. También, será ideal que sepamos dónde nos estamos bañando y que evitemos aquellas aguas que no sabemos si están contaminadas o no.
Respecto a la piscina, es una de las mejores aliadas durante los meses de más calor que se pueden dar en el embarazo. Eso sí, conlleva ciertos riesgos que será mejor evitarlos. Tendrás que tener cuidado al caminar por el borde de la piscina o cerca de ella, ya que, si estás en la etapa final del embarazo, seguramente tu centro de gravedad haya cambiado y no estés tan estable cómo antes. Además, procura darte una ducha para quitarte los restos de cloro de la piel y del cabello y échate una crema hidratante tras la ducha. También, tendrás que utilizar chanclas para caminar por el suelo de la piscina para que la sujeción sea mayor.
No será recomendable zambullirse en el agua con cierta intensidad ya que puede provocar que entre agua en la vagina y si se ha perdido el tapón mucoso, puede producir una infección. Respecto a si deseamos practicar natación durante el embarazo, lo cierto es que, bajo la supervisión de un profesional, será ideal para mantenerse en forma. Dentro del agua será más fácil moverse y podrás trabajar todas las estructuras del cuerpo con movimientos fluidos y armoniosos.
También, el agua fría favorecerá la circulación de las piernas y de los pies, que probablemente estén muy hinchados. Esta actividad acuática te proporcionará bienestar y potenciará el vínculo que hay entre el bebé y la madre, y servirá como una manera para divertirse, ya que podrás compartir el momento con otras madres y sentirte más ágil y ligera.
En el agua se podrán trabajar distintos grupos de músculos que harán que se mejore la relajación y tu capacidad respiratoria y de oxigenación. Además, será normal que te sientas más activa y cómoda y que confíes más en tu cuerpo y estés de mejor humor. Por tanto, la natación será una actividad muy completa que reúne todas las condiciones para convertirse en el deporte estrella del embarazo.