El parto es uno de los momentos que más puede preocupar a la mujer. Es por eso que la futura madre estará al tanto de todas las variaciones que puedan producirse en su cuerpo. Además, también será normal que esté muy alerta y que se pregunte cuándo será el momento de acudir al hospital una vez que ha llegado el gran momento.
Así, algunas mujeres tendrán miedo a acudir demasiado temprano o, por el contrario, a ir demasiado tarde y que esto pueda repercutir negativamente en la salud del bebé. En el caso de que acudas al centro hospitalario antes de tiempo, lo más probable es que te manden, de nuevo, a casa.
En los días previos a que comience el trabajo de parto podrás notar algunos síntomas que te indican que ese momento está cerca. Por ejemplo, la barriga estará más baja de lo normal porque el pequeño ya se habrá encajado, habrás sentido contracciones más regulares y puede que ya se haya desprendido el tapón mucoso. Esto será un indicativo de que el cuello uterino ha comenzado a dilatar.
Pero, entonces, ¿cuál será el mejor momento para acudir al hospital? Lo ideal será cuando se esté ya en la fase activa. Así, los hospitales admitirán a la embarazada cuando tengan una dinámica uterina regular, cuando se haya borrado el cérvix en más de un 50 por ciento y cuando haya una dilatación de unos tres o cuatro centímetros.
El tiempo que tarda una mujer en llegar a ese momento es distinto en cada embarazada. Esto dependerá de cada mujer y de sus circunstancias personales. Por eso, lo mejor será acudir cuando las contracciones son rítmicas y regulares. Será importante utilizar un contador de contracciones para llevar un buen registro.
Estas contracciones estarán acompañadas de otros síntomas como la expulsión del tapón mucoso, la rotura de la bolsa amniótica y la dilatación del cuello uterino. Además, esa rotura de bolsa significará que el parto se producirá en las próximas horas. En el caso de que no se haya comenzado con las contracciones, estas deberán comenzar pronto.
De la misma forma, será de vital importante observar el color de agua de la bolsa. Si es transparente, blanquecina o rosada indicará que todo va bien y que tienes tiempo suficiente para ir al hospital con tranquilidad. En cambio, si tiene un color más amarillento, verdoso o negruzco, lo mejor será que acudas cuanto antes al centro hospitalario.