Fase lútea: qué es y cómo afecta a la fertilidad
La fase lútea hace referencia a esa tercera fase del ciclo menstrual que comienza después de la ovulación.
En las primeras semanas de embarazo esta será fundamental, ya que alimentará al feto.
Se denomina fase lútea a la tercera fase del ciclo menstrual que empieza justo después de la ovulación y se alarga hasta el día antes de que el siguiente periodo menstrual comience. Esta fase suele durar, normalmente, de doce a catorce días, pero también puede darse entre diez y dieciséis días. Su desarrollo es distinto cuando el óvulo ha sido fecundado que cuando este se prepara para el siguiente ciclo. En el caso de que no se produzca la fecundación se caracteriza por el síndrome premenstrual, una etapa en la que se dan síntomas como depresión, tensión mamaria y cambios e irritabilidad del carácter.
Por tanto, esta etapa lútea es posterior a la ovulación y se caracteriza por la aparición de un tejido muy rico en colesterol, que da nombre al cuerpo lúteo. Este se produce justo después de la liberación del óvulo y que se como cuerpo amarillo. Este tejido lo que hará será formar grandes cantidades de progesterona, cuya función es la de preparar el endometrio, engrosando sus paredes. Así, alimentará al huevo fecundado hasta que este pueda nutrirse de la sangre materna a través de la placenta. También, la progesterona estimulará que el cuello del útero segregue un moco muy espeso que impedirá que entren gérmenes y que no afecten al crecimiento del huevo.
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La fase lútea y la fertilidad
La implantación de ese huevo fecundado tiene lugar alrededor de siete o diez días después de la ovulación y sus niveles de progesterona continuarán considerablemente altos a lo largo de todos los meses de gestación. La vida del cuerpo lúteo o amarillo lo que hace es garantizar que se pueda seguir generando esa progesterona tan esencial, así como también el estradiol. Esto permitirá el desarrollo de las paredes del útero que servirán como alimentación del óvulo fecundado. Por tanto, la progesterona será la principal hormona de esta fase y estará involucrada en el crecimiento de la temperatura basal del cuerpo. Después de la ovulación será cuando el ovario produzca progesterona y pequeñas cantidades de estradiol.
Estas dos hormonas son importantísimas y las responsables del cambio estructural del endometrio. Si no sabes cuál es la duración de tu fase lútea, lo mejor es que calcules los días fértiles más probables para quedarte embarazada. El desarrollo de esta fase lútea es complejo. Primero, si has logrado quedarte embarazada, tu óvulo ha sido fecundado. A partir de ese momento será cuando las células del huevo empezarán a transformarse y la placenta segregará, más adelante, una nueva hormona denominada gonadotrofina coriónica humana. Su función será la de asegurar la vitalidad del cuerpo amarillo y que este continúe produciendo grandes cantidades de progesterona. Por tanto, este cuerpo será fundamental durante las diez primeras semanas de gestación, ya que alimentará al huevo fecundado.
Qué pasa cuando no te has quedado embarazada
El siguiente paso será la preparación para el periodo siguiente. Esto se producirá si la concepción no se ha dado y, por tanto, el óvulo no ha sido fecundado. Esto hace que los niveles de estrógeno y de progesterona disminuyan porque esas hormonas ya no son necesarias. Eso sí, mientras el folículo vacío se contrae, continúa produciendo progesterona y, también, comenzará a producir estrógenos. Por eso, algunas mujeres suelen llegar a experimentar los síntomas propios de tensión premenstrual, como sensibilidad en los senos, hinchazón, cansancio… Además, el endometrio, al no tener esos elevados niveles de hormonas que ayudan a mantener el grosor de sus paredes, comienza a perder corpulencia. Así, el grueso de la matriz se romperá y se expulsará mediante una regla o menstruación.
Quistes lúteos en el embarazo
Esto se conocerá como el comienzo del periodo y el fin del ciclo anterior. Como ya hemos comentado, el cuerpo lúteo se mantiene durante el embarazo en las primeras semanas de gestación, con el fin de que el embrión se desarrolle. Una vez que la placenta empieza actuar, el cuerpo amarillento desaparece. Eso sí, hay algunas veces que no se reabsorbe y aumenta su tamaño a pesar de la presencia de la placenta. Este cuerpo lúteo podrá llegar a enquistarse y permanecerá a lo largo de la gestación. Esto no es algo preocupante ni puede afectar al bebé y a la madre, sí que es cierto que si crece en tamaño, el médico podrá recomendar extirparlo con el fin de ahorrarse problemas.