Para un adulto las gafas de sol son una deliciosa mezcla entre algo que necesitamos y que a la vez nos gusta llevar y elegir según la tendencia del momento. Por esa razón cuando hablamos de gafas de sol para niños podemos llegar a dudar de si se trata de una necesidad o simplemente les hacemos llevarlas por razones estéticas, ya que nos parece que van monísimos con ellas.
Despejando cualquier posible duda, la recomendación es que sí, que los niños y bebés de más de un año utilicen gafas de sol. De hecho, la fisionomía del interior de los ojos de un niño es mucho más sensible que la de los adultos, y le afectan más los rayos UV del sol.
A la hora de elegir cualquier gafa de sol, ya sea para adulto o para niño, hemos de prestar mucha atención a la calidad del producto, porque estamos hablando nada más y nada menos del cuidado de nuestros ojos, pero en el caso de las gafas para niños, debemos extremar las precauciones y saber qué requisitos deben cumplir para ser 100% seguras.
Hay que prestarle atención, principalmente, a los materiales de los que están hechos tanto la montura como los cristales. En el caso de la montura pueden ser de varios tipos. Hay monturas de metal, que se ajustan mejor a las facciones del niño, y que resultan cómodas para la nariz gracias a las almohadillas que incorporan, ya sean plásticas o de silicona. También hay monturas de plástico, que suelen ser las preferidas de los padres, ya que son más resistentes y ligeras, además de más económicas. Si tenemos en cuenta que es habitual que a los niños se les caigan las gafas o que estas se lleven algún golpe, las monturas de plástico son una opción muy recomendable.
Hay que pensar en que nuestro hijo puede tener la piel sensible o atópica, propensa a las irritaciones. En ese caso existen monturas hipoalergénicas pensadas para evitar cualquier tipo de problema de este tipo, y que también son muy cómodas, ligeras y seguras.
Del mismo modo, hay que prestar atención al material de las lentes y descartar, por supuesto, gafas que las tengan de plástico y que se acercan más a un juguete que a unas gafas. Si entramos en el terreno de las que están recomendadas para los niños, las lentes pueden ser de cristal, de cristal orgánico o de policarbonato. Los dos últimos son los que los profesionales recomiendan para las gafas de sol de los niños, ya que son prácticamente irrompibles y pesan poco.
Si atender a la calidad de la montura y de las lentes es importante, no lo es menos asegurarnos de que las gafas están homologadas y que ofrecen la protección necesaria a los ojos del niño. Para que estén homologadas deben adquirirse en una óptica o un establecimiento que garantice la calidad de sus productos, por ejemplo una marca específica de niños. Que estén homologadas significa que tienen el certificado de calidad de la Comunidad Europea que garantiza que realmente es un producto que cuida la salud de los ojos de los niños.
En lo referente a la protección, las gafas adecuadas contarán con unas lentes que sirvan para proteger la vista de las radiaciones UVB y UVA. Para los niños, según los expertos el índice de protección ha de ser fuerte y recomiendan un 3.
Entendemos perfectamente que hasta los 2 años y medio aproximadamente es muy difícil conseguir que un niño aguante con unas gafas de sol puestas, y lo más normal es que se niegue a llevarlas o se las quite todo el rato. Hay niños a los que les encanta la idea de llevar gafas de sol, pero a muchos les resultan incómodas y les parecen un estorbo. Para que consigamos que las lleven sin que se monte un drama hay varias cosas que podemos hacer.
Para empezar las gafas han de resultarles cómodas, si no es así ya podemos olvidarnos de que las lleven. Evita que se les vayan cayendo todo el rato comprobando antes de comprarlas que les ajustan bien. Si son muy pequeños busca los modelos que tienen una goma elástica para que ajusten sin problema.
Es muy importante que al niño las gafas le parezcan bonitas y se sienta "guapo" con ellas. Así que intenta escuchar sus opiniones en cuanto a los modelos y los colores, porque si de entrada le parecen unas gafas feas lo vas a tener muy complicado.
Predica con el ejemplo y lleva puestas tus gafas de sol, para que lo vea como algo normal, además de contar con que a los niños siempre les gusta imitar a los mayores en todo lo que hacen.
Las gafas de sol Kiddus son unas de las mejor valoradas. Estas gafas para bebés de hasta 2 años son totalmente flexibles, lo que las hace cómodas y seguras. Ofrecen buena sujeción y tienen un filtro 3 de protección, que garantiza la protección completa frente a las radiaciones UV-A, UV-B y UV-C 400.
Pensando aún en los más pequeños, estas gafas, también de Kiddus, están fabricadas en goma 100% flexible y se ajustan muy bien a la cabeza, ya que se regulan con facilidad. Se pueden usar sin la banda elástica cuando el niño ya no quiera llevarla. Ofrecen una protección total con el mayor filtro existente (UV400) contra los rayos UVA, UVB y UBC.
Para niños más mayores, en Kiddus tienen diseños que les harán sentir que van a la última moda. Colores vivos, purpurina, brillos y lentes con efecto espejo para que se sientan de lo más cool, además de ir bien protegidos.
Las gafas Fourchen cuentan con una gran variedad de colores y diseños, pensadas para niños de 3 a 10 años. Fabricadas con goma súper flexible son muy difíciles de romper. La categoría de lente es 2, pero aseguran un 100% de protección frente a los rayos UVA y UVB dañinos.
Nuestros hijos se hacen mayores, y no es de extrañar que manifiesten la debilidad que sentimos los adultos por las Ray-Ban. Estilosas y seguras, el único problema que vais a tener es elegir qué modelo llevaros.