Los hábitos de vida, el sobrepeso o la contaminación son algunos de los factores que contribuyen a que, en la última década, la tasa de infertilidad haya aumentado en España. Hoy por hoy, casi el 17% de las parejas que quieren tener hijos se encuentran con dificultades para alcanzar el embarazo.
En ningún caso hay que confundir este problema habitual con la esterilidad: esta es la incapacidad para llevar a término un embarazo porque los órganos sexuales no funcionan como se esperaría de ellos, mientras que la infertilidad es “una enfermedad del sistema reproductivo definido por la incapacidad de una pareja para conseguir un embarazo, después de un año de sexo sin protección”, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En España, la causa más habitual de infertilidad es la edad a la que la mujer trata de concebir, según explica la directora médica de la clínica de reproducción asistida Ginefiv, Victoria Verdú, a Divinity.es. “En estos momentos, la edad de la madre es la causa de infertilidad más grave. En España, la edad media del primer embarazo ha aumentado hasta alcanzar casi los 32 años. El problema es que, a partir de los 35 años, las mujeres tenemos menos ovocitos, lo que complica la concepción”, cuenta Verdú.
En ‘El vientre vacío’ (Capitán Swing, 2019), la periodista Noemí López Trujillo ahondó en las condiciones materiales que provocan el retraso de la maternidad en España. La autora parte de la encuesta de fertilidad del INE, donde las mujeres encuestadas “dicen que están retrasando su maternidad por la cuestión de la precariedad”, contaba hace unos meses, en una entrevista con Rocío Zarzalejos. “Se había enarbolado una narrativa del ‘invierno demográfico, que explica que no se va a sostener el estado del bienestar porque la natalidad está bajando, pero no había una narrativa sobre cómo el no poder llevar a cabo ese deseo afecta a nuestro bienestar”.
La última encuesta de Fecundidad del INE aseguraba que el 52% de las mujeres de 30 a 34 años no habían tenido hijos, independientemente de su deseo de ser madres, si bien la mayoría de las que querían serlo habían retrasado la edad que consideraban ideal varios años. En concreto, el 83,4% de las mujeres con hijos de 30 a 34 años y el 67,2% de las de 35 a 39 años retrasaron su primer embarazo de dos a cinco años respecto a sus deseos.
La edad a la que se puede o desea concebir es la causa más habitual de infertilidad, así como motivo de desgaste en la salud mental de la paciente. En la clínica de Verdú, “la edad media de las mujeres que acuden está en 39 años”, reconoce la doctora. Sin embargo, esta no es la única causa de infertilidad: “Cuando hablamos de una pareja, un tercio de los problemas para concebir suelen venir de la mujer, otro tercio del varón y el tercio restante responde a causas mixtas”, explica.
“Con respecto a la mujer, después de la edad materna avanzada la causa más habitual de infertilidad tiene que ver con factores de tipo ovulatorio, como reglas irregulares o dificultades para ovular, aunque en principio son mucho más fáciles de tratar”, asegura la directora médica de la clínica. “El tercer factor que más incide es el tubárico: las trompas de Falopio pueden estar enfermas. Una ITS tan habitual como la clamidia puede dificultar el embarazo, aunque es cierto que, en España, no es el factor que más peso tiene a la hora de evitar un embarazo”.
El estilo de vida también tiene un peso fundamental en la contracepción. El estrés, el abuso de cafeína, el tabaco, una mala dieta o el sobrepeso pueden provocar peores resultados a nivel reproductivo. Por eso, el primer paso cuando se acude a una clínica de fertilidad es hacer un estudio personalizado del caso. “El estudio tarda un mes y les propone el mejor tratamiento, con la probabilidad de quedarse embarazada. Se les da el pronóstico, las condiciones a las que se someten y los problemas que puede acarrear, todo queda muy claro. Una vez firmado y aclarado todo, si el caso es normal, se puede empezar con el siguiente ciclo menstrual”, cuenta Verdú.
La doctora recomienda acudir a un especialista en reproducción si la madre es menor de 35 años y, después de mantener relaciones sexuales sin protección durante seis meses, no se ha producido el embarazo. El caso de las mujeres por encima de los 35 años, se recomienda consultar después de un año.
En España, una mujer se puede someter a estos tratamientos de fertilidad hasta los 50 años “por recomendación de la Comisión Nacional de Reproducción Humana Asistida, si bien la ley no limita la edad”, asegura la médica. Sin embargo, la legislación sí prohíbe escoger las características del bebé, como un ‘hijo a la carta’, aunque cuando los médicos seleccionan un óvulo o una muestra de semen escogen donantes similares a los padres, explica Verdú.
“Cuando vas a tener un hijo por reproducción asistida, se va a parecer a ti, porque buscamos donantes que se te parezcan”, cuenta la directora médica. “En el caso de la ovodonación, también hacemos un ‘matching’ con el papá. Buscamos una donante de un grupo sanguíneo compatible con el varón y luego hacemos un estudio para reducir el riesgo de que el niño nazca con una enfermedad rara”.
Los tratamientos no son baratos: si bien existe la posibilidad de acceder a ellos por la Seguridad Social, en clínicas privadas el tratamiento más asequible, normalmente la inseminación artificial, suele superar los 800 euros, multiplicándose esta cifra hasta diez veces en el caso de la ovodonación.