Han pasado seis meses desde que María Castro sintió “la magia de la vida” por segunda vez. Fue el pasado 1 de octubre cuando la intérprete y José Manuel Villalba, su marido, ampliaron su familia con el nacimiento de la pequeña Olivia. Desde que llegara al mundo, la actriz no ha parado de reflexionar, al igual que hizo con su primogénita, sobre su experiencia propia con la maternidad. Sin embargo, ésta no es un camino de rosas, y así lo ha hecho saber en su última publicación, donde ha reconocido que ha llegado “el día en que ya no pude más”.
Castro visibilizaba la cara B de ser madre adjuntando una fotografía de ella tumbada en la cama mostrando su cara sin filtros, “la viva imagen y el reflejo puro del agotamiento”. La actriz ha querido puntualizar, antes de desvelar qué está sucediendo en casa estos días para escribir este post, que “me siento igual de feliz y agradecida con la vida” por “habernos regalados dos niñas sanas”, reconociendo que el tener dos niñas “es lo mejor que me ha pasado en la vida”, pero que, como todo asunto, esto tiene “sus luces y sus sombras”.
La viguesa comentaba que, a pesar de que están siguiendo a rajatabla un plan de sueño que les “ha devuelto la paz a nuestra noches”, lleva una semana la bebé despertándose a todas horas por “hitos de desarrollo, crisis de crecimiento o cualquier cosa que se le pase a Olivia por la cabecita y que desconozcamos”. Pese a que ha tratado de llevarlo lo mejor posible, la intérprete ha vivido una noche que se ha convertido en la “fiesta de los despertares”, pasando más tiempo “de pie que sentada, sin camiseta para dar de mamar que con ella puesta y hablando a un bebé que aún no me entiende”.
Una ajetreada madrugada que llevaba a María a quedarse dormida la mañana siguiente. “A la mayor la he levantado tan a volandas que la pobre no sabía ni dónde estaba, mi cabeza me latía con tanta fuerza que me reventaba a más no poder mientras yo me vestía ágilmente, dejándome el pijama puesto por debajo y a Olivia ni siquiera se lo he quitado… y así tal cual, rumbo al cole”, visibilizaba la cara menos agradable de la maternidad.
Finalmente, la presentadora pudo descansar un rato esa misma mañana gracias a la ayuda de los abuelos de las pequeñas: “Esta vez ha sido mi cuerpo el que ha decidido parar y esta vez también he decidido escucharlo, cosa rara en mí”. Un episodio que comparte para que todos los padres se sientan más acompañados en este camino y de la que extrae una clara moraleja: “soy humana y merezco escucharme más, mucho más”.
Sus seguidores no han tardado en mandar mensajes de ánimo y de consuelo a Castro. “Todos petamos algún día, somos humanos”, escribía una al leer su historia. “Reconocerse humana no es una debilidad, sino un acto de humildad”, apuntaba otra en la misma línea. “Esta es la realidad de la maternidad, cuánto te entiendo”, aplaudía una más que visibilizara también los momentos más complicados de ser madre.
La ex gimnasta rítmica española desvelaba hace unos días a quien había salido su segunda hija: “Ay Olivia, que tu piel no es como la de tu hermana… morena y fuerte. Tú sales a mamá, y aunque no te asoma pelo zanahorio (el que tiene es que se le cae y aún mantengo la esperanza) tu piel es blanquita”, reconocía Castro, puntualizando que más allá de ser “bonita y de porcelana”, también es más “sensible” que la de Maia.
Sobre la más peque de casa también nos ha hecho saber que ya es toda una “ñampazampa”. “Su pasión por mamar va mucho más allá de las tomas por hambre… pero lo que no imaginábamos era que se iba a tirar a la fruta, verdura y cereal de esta forma”, se sorprendía. “Mamma mía, qué entrega. Y es que superaditos los 6 meses, con la segunda aún va todo más rápido, la teta sólo ya no llega”, comentaba.