La rinitis es un trastorno que afecta a la mucosa nasal y que produce estornudos, picor, obstrucción, secreciones nasales y, también, en ocasiones, falta de olfato. Estos síntomas suelen presentarse durante dos o más días consecutivos y durante un periodo de tiempo de una hora. La rinitis alérgica es la forma más común de rinitis no infecciosa y no habrá que confundirla con el asma, pero puede ser un indicador de que la persona que la padece tiene una predisposición a desarrollar síntomas más adelante que son más característicos de una hiperreactividad bronquial.
La presencia reiterada de rinitis debe ser motivo de consulta a los especialistas para que realicen un estudio y establezcan aquellas medidas de tipo preventivo que eviten la aparición de asma o que sirvan para establecer un tratamiento precoz. Como ya hemos comentado, la conjuntivitis alérgica estará vinculada, en muchos casos, con la rinitis y podrá dar lugar a una rinoconjuntivitis alérgica. Así, los síntomas más comunes serán el lagrimeo, picor, escozor ocular, congestión y enrojecimiento.
La rinitis suele afectar en torno a 10%-15% de la población mundial y, también, puede hacerse notar entre los más pequeños. Eso sí, suele ser más normal entre aquellos pacientes que tienen un historial personal y familiar o que viven en lugares de mayor contaminación.
El principal factor que causa la rinitis son los aeroalérgenos, que suelen clasificarse como agentes de exterior, interior y laborales. Además, en el caso de los primeros, los más importantes serán los ácaros del polvo doméstico, así como la saliva, los epitelios o la orina de los animales.
Los agentes exteriores son algunas especies de hongos atmosféricos y pólenes y los que provocan más alergia son los que proceden de las gramíneas, las malezas y algunos árboles. Por su parte, la rinitis laboral suele surgir como respuesta a un agente que se transporta por el aire y está presente en el lugar de trabajo. Esto puede deberse a una reacción alérgica o a la respuesta a un factor irritante. Eso sí, como ya hemos comentado, la rinitis estacional suele aparecer con la llegada del polen.
Las personas que lo sufran podrán notar en la nariz, en el paladar, en la parte posterior de la garganta y en los ojos cierto picor que suele empezar de forma gradual o bruscamente. Los pacientes suelen presentar ojos llorosos, estornudos y la caída de un poco de agua por la nariz. También, algunas personas pueden tener dolores de cabeza, tos y jadeos y pueden estar más irritables y deprimidas, perdiendo el apetito y teniendo dificultades para conciliar el sueño.
Lo principal que podremos hacer para prevenir la rinitis será evitar el polen. Por eso, habrá que evitar salir en horas del día cuando las cantidades de polen son más altas, descartar las salidas al campo y mantener las ventanas cerradas de casa para evitar que entre el polen. Además, de la misma forma será muy importante viajar en coche con las ventanillas cerradas, evitar utilizar bicicletas, usar gafas de sol, limpiar los filtros de los aparatos de aire acondicionado, así como evitar aquellos objetos que pueden almacenar polvo.
En el caso de que la rinitis se asocie a un alérgeno en concreto, como por ejemplo los ácaros del polvo, el tratamiento estaría en evitar que el alérgeno entre en contacto con el paciente. En el caso de los ácaros, una buena idea será reducir su impacto, como poner fundas especiales en el colchón o lavar semanalmente con agua caliente. Aún así, no en todas las ocasiones será fácil rehuir del foco de riesgo, por lo que, en la mayoría de los casos, la acción terapéutica tendrá que sustentarse con el empleo de medicamentos. Los más recomendados serán los corticoides intranasales, aunque siempre habrá que esperar a la valoración de un experto.
Casi todos los síntomas de la rinitis alérgica podrán tratarse y serán los niños quienes tendrán un mejor pronóstico, ya que se podrá superar la alergia a medida que el sistema inmunitario se refuerza frente al alérgeno. Eso sí, los hijos de padres alérgicos tendrán más posibilidades de desarrollar esta patología y está más que demostrado que la contaminación afecta al desarrollo de la rinitis.