Relacionar los partos con la luna llena es una antigua creencia que no ha desaparecido a día de hoy. La luna siempre ha provocado una gran fascinación en el ser humano y que sigue vigente a día de hoy, especialmente si hablamos de la luna llena. Convertida casi en una especie de diosa de la noche, hay quien se corta el pelo en función de las fases lunares y quien sigue creyendo que los lobos aúllan a la luna llena. Sin entrar aún en qué dice la ciencia acerca de la relación entre los partos y la luna, es innegable su magnetismo y su belleza, que la convierte en un el faro nocturno más irresistible y misterioso.
Que el número de partos aumenta durante la luna llena es, posiblemente, uno de los mitos más extendidos sobre nuestro satélite. Y no solo entre mujeres embarazadas, ya que muchos profesionales médicos afirman que esto es así. La razón de esta creencia tiene su origen en que tanto el ciclo lunar como el ciclo menstrual de la mujer tienen la misma duración: 28 días. Por lo tanto, la fecundidad y la luna han ido siempre de la mano, y no es difícil asociar el vientre de una mujer en la recta final del embarazo con una esplendorosa luna llena.
Para muchos médicos, la sensación es que las noches de luna llena se producen más partos, pero hablan desde su experiencia personal, que no tiene por qué coincidir con los datos científicos.
Esta creencia ha despertado desde hace décadas el interés de numerosos científicos y se han realizado diferentes estudios a lo largo de los años. En ellos se ha pretendido encontrar una posible relación entre un posible aumento de los partos cuando la luna se encuentra en la fase en la que está llena.
Uno de estos estudios se realizó en Carolina del Norte (EE.UU) y se analizaron los partos producidos durante 62 ciclos lunares. Las conclusiones fueron que no se producía un incremento de los partos durante las noches de luna llena.
Podemos revisar otro estudio realizado mucho más cerca, en concreto en hospitales gallegos, durante 45 ciclos lunares. Tampoco encontraron ninguna relación entre los partos y la luna, ni en el sexo de los bebés que nacen durante esa fase lunar.
En cambio, el mito de que la luna influye en las mareas sí está demostrado científicamente. La luna ejerce diferentes atracciones gravitatorias en los lados opuestos de la Tierra, y esto, efectivamente, afecta a las mareas. Y precisamente esto, demostrado por la ciencia, sirve a muchos como argumento para afirmar que si la luna puede mover las mareas, con mayor facilidad puede mover el líquido amniótico del vientre de una embarazada hasta provocarle el parto.
Los partos se producen en cualquier momento del mes, y si coinciden con la luna llena, es solo por una cuestión de probabilidad. Por lo que a la hora de pensar en tu fecha posible de parto, es preferible que tengas en cuenta factores que nada tienen que ver con el ciclo lunar.
Sea cual sea la fase en la que se encuentre la luna, las señales que te indican que el parto es inminente son la rotura de la bolsa que contiene el líquido amniótico, el aumento de las contracciones de Braxton Hicks o el desprendimiento del tapón mucoso.
Y las causas de que se desencadene el parto serán hormonales, porque el feto y la madre comienzan a segregar oxitocina, lo que provoca las contracciones; o musculares porque se produzca la distensión del útero que permita que el bebé atraviese el canal del parto. La unión de ambas, y no la luna, serán las que ayuden a que se produzca el nacimiento del bebé.