Una vez que tanto la madre como el bebé salen del hospital, esos cuidados que le realizaban en un lugar especializado se tendrán que trasladar a casa. De esta forma, será muy importante que los padres sean muy conscientes de a lo que se van a enfrentar y cuáles son todas las posibilidades. Los cuidados hacia el recién nacido deben ser primordiales, ya que solamente tendrán capacidades básicas, como puede ser comer, dormir y darse el baño. En todas estas actividades tendrán que contar con sus padres como parte fundamental, ya que su apoyo será muy importante.

El bebé, al ser muy delicado, hará que estemos todo el tiempo alerta, incluso en aquellos momentos en los que estemos dormidos. Por eso, habrá que estar muy pendientes de los pequeños y saber qué es lo que pasa. Casi todo lo que hace el pequeño puede generar ciertas dudas y más cuando sé es padres primerizos. Aunque eso sí, en estos casos no habrá que exigirse mucho a sí mismos, ya que estaréis aprendiendo.

Una de las formas más importantes que tienen los pequeños para comunicarse es a través del llanto. Esta será una forma de llamar la atención e informarte de que algo está sucediendo. Así, el llanto es una de las formas de comunicación más conocidas entre los pequeños y será normal que lo haga, muy a menudo, durante los primeros meses. También, podrá utilizarlo cuando tenga sueño, quiera ir al baño o tenga hambre.

Aunque eso sí, habrá que distinguir los pujos. Estos son los ruidos que puedes escuchar cuando el pequeño experimenta que algo ocurre dentro de su cuerpo. Los pujos los puede hacer cualquier persona, pero comienzan desde que son bebés. Será algo totalmente natural, por lo que no deberás preocuparte si el pequeño realiza este tipo de ruidos, ya que será tan normal como el llanto. Además, se puede entender como una respuesta ante una sensación de esfuerzo defecatorio, por lo que hará totalmente por instinto. Una persona adulta será capaz de pujar, pero será consciente de que lo está haciendo, al contrario que el bebé.

Estos sonidos podrás escucharlos durante el primer año de vida del pequeño, estando más presentes, sobre todo, durante el primer trimestre, en el segundo disminuyen y al año prácticamente desaparecen. Esto se debe a la madurez de su sistema digestivo. En el caso de que puje mucho y no pare de llorar, suele suceder si la barriga del bebé está muy hinchada, ya que hay demasiado presión en su interior.

En el caso de que veamos que la caca es dura, una buena opción será cambiar de leche de fórmula por una antiestreñimiento. También, se debe vigilar la alimentación del pequeño para evitar estos problemas. Esto sucede porque el pequeño no está acostumbrado a abrir y cerrar el esfínter, ya que será una habilidad nueva que acaba de aprender y que le costará unas semanas en aprender a dominarla. Esto se arreglará cuando el pequeño empiece a aprender a abrir el esfínter a la vez que empujar.

Sí que es cierto que, para aliviar el dolor del pequeño, lo mejor será abrir el ano para que vacíe y reduzca presión. Una de las formas más recomendadas será un microenema de glicerina, aunque este deberá estar aconsejado por un especialista. Antes de usarlo habrá que tener algunos aspectos en cuenta y solamente se deberá usar cuando exista una crisis de llanto insostenible. Además, no se debe poner sin importar cuando haya hecho caca antes, ya que, si no ha hecho caca en los quince días anteriores y no puja, el enema no será el mejor método.

Aunque eso sí, ante todo habrá que consultarlo con un especialista porque el pujo puede estar provocado por otras cuestiones. Como ya hemos comentado, estos son naturales e instintivos y se dan debido a su proceso digestivo inmaduro. Pero, también, se pueden producir si el pequeño se encuentra estreñido, si tiene diarrea, si sufre de irritación cutánea, tiene un crecimiento estancado, si está expulsando gases, tiene reflujo o si el pequeño tiene cólicos.