{{#section.link.href}}
{{section.link.title}}
{{/section.link.href}}
La mayoría de padres y madres primerizos se asustan cuando no saben muy bien qué es lo que está pasando a sus hijos. Esto sucede, por ejemplo, cuando observan al pequeño, que se encuentra tumbado tranquilo, y, de repente, extiende los brazos y abre las palmas. Como una especie de sobresalto. Pero tranquilos, se trata de un movimiento totalmente involuntario y normal, que recibe el nombre de ‘reflejo de moro’.
Esta especie de sobresalto suele indicar que el pequeño goza de una buena salud. De hecho, si no lo hiciera ante un estímulo determinado podría ser que estuviéramos ante un posible caso de daño cerebral o en la médula espinal. Por eso, no habrá que asustarse y se tendrá que aceptar el hecho de que será una buena noticia. Pero, ¿qué es exactamente el reflejo de moro?
Se trata de una respuesta involuntaria ante una estimulación en concreto y es uno de los reflejos primarios del bebé recién nacido y que suele desaparecer a los tres o cuatro meses de vida. Además, también se conoce como reflejo de sobresalto, reflejo de abrazo en el bebé o reflejo de moro. Este último término es uno de los más comunes, ya que su descubridor fue el austriaco Ernst Moro, un pediatra muy reconocido que, a finales delo siglo XIX y a principios del XX, hizo avances bastante importantes en el mundo de la pediatría.
Una de las primeras pruebas que se realizan al bebé es comprobar el reflejo de moro. Para ello, se pone al pequeño tumbado sobre una superficie blanda, como puede ser un cojín y, en ese momento, tendrá que levantar la cabeza con cierto cuidado y se deberá dejar caer hacia atrás sosteniéndolo, de nuevo, con cierta rapidez. Si el niño extiende los brazos con las palmas hacia arriba e incluso llora, si se sobresalta durante unos segundos, y los brazos vuelven a su posición y se relaja, su respuesta será algo normal y será un síntoma de buena salud.
Este tipo de movimientos podrá realizarlos el bebé mientras está dormido, si escucha un sonido fuerte o si se le cambia de posición de una forma brusca. En el caso de que no se presente este reflejo en las pruebas que se realizan tras el nacimiento o en las posteriores, esto será un indicio de daño cerebral, daño en la médula espinal o daño en el plexo braquial. En el caso de que la ausencia sea produzca solamente en un lado, esto querrá decir que la clavícula puede estar fracturada o que hay daño del grupo de nervios que va desde la parte inferior del cuello hasta el área superior del hombro.
En estos casos, el especialista realizará un examen físico y comprobará el historial médico de la familia para descartar posibles defectos congénitos. Eso sí, si el reflejo del moro persiste más allá del cuarto o del quinto mes de vida, esto querrá decir que puede haber daños neurológicos. Por tanto, será muy importante mantener al pequeño en observación y habrá que comprobar su evolución.