Cuando un bebé nace es muy normal que los sanitarios le envuelvan en una manta. Esto sucede justo después del llamado ‘piel con piel’ para que el pequeño no pierda el calor del que ha gozado en el vientre materno. Eso sí, la mayoría de veces, esta envoltura -o swaddle- no se hace correctamente y, por tanto, no lograremos los efectos que deseamos. Habrá que saber que si tapamos bien a nuestro bebé deberemos colocarlo boca arriba. De esta manera, evitaremos el síndrome de muerte súbita del lactante, algo no muy común, pero que sí puede darse.
Envolverlo no será recomendable si observamos que el bebé desea moverse y, sobre todo, cuando vemos que ya está preparado para darse la vuelta. De esta manera, deberemos evitar taparlo de esta forma, ya que podremos provocar que se sienta incómodo y que no se desarrolle correctamente.
Lo más recomendable es que donde el pequeño duerma esté despejado de cualquier ropa de cama suelta u objetos blandos. Eso sí, estos sacos lo que harán será comprimir o apretar los brazos, el pecho o el cuerpo, por lo que, como ya hemos comentado, se deberá desechar la idea una vez que el bebé comience a moverse.
Sí que hay muchos padres que optan por la opción de envolver a sus bebés porque observan que estos duermen mejor. Algo que en ocasiones sí que puede suceder, aunque no siempre. Por eso, lo mejor será utilizar otras técnicas para un descanso profundo y seguro. Para ello, habrá que colocar al pequeño boca arriba, no dejar ninguna manta suelta por la cuna y no poner en la cuna cualquier producto que pueda provocar la muerte súbita. Además, deberás saber que el lugar más seguro para el pequeño será su cuna.