Uno de los problemas más comunes cuando llega un nuevo bebé a casa son los celos. Así, los mayores de la casa pueden sentir que no se sienten comprendidos y, también, que hay otra persona en casa que les está quitando todo el protagonismo. Por eso, en la mayoría de ocasiones, suele ser bastante complicado saber cómo atajarlos. Así, lo más recomendable será que toda la familia se vuelque en intentar que estos celos no vayan a más y que no se convierta en una verdadera rivalidad según va avanzando el tiempo.
Cuando los celos entre hermanos son muy frecuentes, es normal que entre ellos se peleen y discutan muy a menudo, llegando incluso a las manos. Además, suelen ser bastante fuertes e impiden que los pequeños puedan gestionar sus emociones de forma correcta. De esta manera, se desplazará la figura de los padres y focalizará toda la atención en el otro hermano, que será el causante de este sentimiento. Así, los hermanos se sentirán incomprendidos y, además, uno más culpable que el otro.
En estos casos, los padres deberán actuar de una forma justa, algo que podrá llegar a ser especialmente delicado. En estas situaciones, la mayoría de los niños se piensan que no están siendo del todo amados y esto será lo único que les importará y en lo que focalizarán toda su atención. Estos sentimientos de celos y rivalidad podrán ser la expresión de una necesidad, que será común entre los dos hermanos: la del reclamo de atención, de más consideración o la de ser escuchados por los padres.
Por tanto, será importantísimo que, en esta circunstancia, los padres traten de igual manera a los dos hijos, con la misma consideración y sin permitir determinados comportamientos ni a uno y a otro. También, será muy importante que en ningún caso se hagan comparaciones entre ellos y que se elogie cuando se lo merezcan de forma equitativa, así como recordarles que sus padres quieren lo mejor para ambos. Puede parecer algo muy obvio, pero esto les ayudará a que no confundan sus sentimientos y sensaciones.
Será muy beneficioso que los pequeños expresen sus sentimientos y, de esta manera, puedan sacar de dentro sus emociones y se sientan muy escuchados. Estos celos pueden venir provocados por distintas cuestiones, como puede ser la hiperprotección. Las continuas comparaciones, que dejan de lado las cualidades individuales de los niños, así como sus deseos y sus capacidades, no suelen ayudar al desarrollo de posturas que faciliten la resolución de los conflictos a través de la comunicación y el perdón.
Además, se puede producir una rivalidad entre los hermanos, que no supondrá ningún problema siempre que exista cierto equilibrio y siempre que se valoren las cualidades individuales de cada uno, sin caer en falsas comparaciones. Por eso, será muy importante que los padres tengan en cuenta que sus hijos no son rivales y que no habrá que tratarlos como tales y habrá que valorar su individualidad.
Para intentar evitar y resolver estas peleas entre hermanos habrá que seguir una serie de pautas. Además, cabe recordar que esto suele producirse entre hermanos del mismo sexo y será un elemento socializador que los preparará para la vida. Por eso, será muy importante no implicarse en el conflicto, a no ser que haya agresiones. También, habrá que observar con cierta distancia para permitir que aprendan a solucionar sus diferencias, al igual que mostrarse imparciales y proponer soluciones.
De la misma forma, será muy importante dejar claro que no os gustan las peleas y que es algo que os entristece. También, una vez que haya llegado la calma habrá que explicar qué es lo que ha sucedido. Será importantísimo enseñarles a pedir perdón, a pactar, así como evitar las expresiones negativas.