Hablar de familia es hablar de muchas cosas. Familia es el lugar donde crecemos y vivimos, el principal lugar de referencia en nuestra vida. Tenemos una familia de origen, que nos viene dada en cierto modo, y al menos otra que elegimos de alguna manera cuando tomamos las riendas de nuestra propia vida. Las familias no son un patrón cerrado que podemos configurar y diseñar con antelación, porque las familias lo mismo crecen que se rompen, porque cambian a fin de cuentas de la misma manera que cambia la vida. Hay muchos tipos de familia, pero todas tienen algo en común: su razón última para existir es el amor.
Atrás quedaron los tiempos en los que el término familia se aplicaba, única y exclusivamente, a la constituida por un hombre, una mujer, y los hijos de ambos. Las formas de amar son muchas y, por lo tanto existen muchos tipos de familias, como reflejo natural de una sociedad que cada vez muestra más toda su diveridad. La elección de vivir sin pareja, de ser madre o padre soltero, parejas del mismo sexo con y sin hijos… estas y otras opciones se suman a la que venimos conociendo como familia tradicional para construir una realidad múltiple, como lo es nuestra forma de amar. Te contamos cuáles son algunos de los tipos de familia que existen en la actualidad, pero las opciones no acaban en ellas, y son tantas como personas hay eligiendo su modo de vida de una manera libre.
La legalización del matrimonio homosexual tuvo que esperar en nuestro país hasta julio del 2005, fecha que marca un antes y un después en la constitución real de las familias en nuestra sociedad. Sin que sea necesario, evidentemente, casarse para ser pareja, esta ley hizo que la igualdad de derechos para todos y todas, sea cual sea la orientación sexual, impulsase y permitiese el deseo de tantas personas homosexuales de formar una familia.
Desde entonces y hasta el día de hoy, cada vez son más los homosexuales, hombres y mujeres, que tienen hijos dentro de la pareja. Porque mujeres y hombres gays criando a sus hijos e hijas ha habido siempre, pero ocultos bajo tabúes de todo tipo. Hasta que se aprobó la ley del matrimonio homosexual estos hijos e hijas solían proceder de una relación anterior de uno de los miembros de la pareja. Pero, aunque esto también siga ocurriendo, ahora las parejas homosexuales recurren con mayor libertad a la adopción, el acogimiento familiar o las técnicas de reproducción asistida cuando desean ampliar la familia.
Son las familias compuestas por un solo progenitor ya sea la madre o el padre, y sus hijos, y es, posiblemente, el tipo de familia más variada. Esto es porque las razones por las que un hombre o mujer conviven solos con sus hijos, asumiendo todas las responsabilidades, son muy diversas. En ocasiones se trata de un hombre o mujer que ha querido tener hijos sin contar con otra persona y lo ha hecho mediante la adopción o las técnicas de reproducción asistida (en el caso de la mujer). Otras veces una separación viene acompañada del desentendimiento de los hijos por parte de uno de los progenitores, y el otro es el que asume toda la responsabilidad. La viudedad es otra de las causas comunes que hacen que una familia se convierta en monoparental. Sea por el motivo que sea, decisión personal o circunstancias de la vida, constituyen un tipo de familia, y son un gran número en nuestro país.
De un modo parecido a lo que ocurrió con la aprobación de la ley del matrimonio homosexual, cuando en junio de 1981 se aprobó la ley del divorcio en España se abrió la puerta a otro tipo de familia. Nos referimos a la constiuida por dos adultos que vienen de relaciones anteriores en las que ha habido hijos, por parte de uno de ellos o de los dos. Y en muchas ocasiones hay que sumar los hijos que puedan nacer en la nueva familia. Puesto que el número de divorcios no deja de crecer, este tipo de familas son de las que más abundan, ya que la vida y el amor continúan, y no dejan de sorprendernos.
Son aquellas que conviven de manera temporal con un niño o adolescente para cuidarlo de manera física, emocional y económica hasta que sus padres biológicos puedan hacerse cargo otra vez de él o ella, ya que en el momento de la acogida se encuentran en lo que se conoce como estado de desamparo. Antes, cuando la administración consideraba que un hijo no podía estar con sus padres, si nadie de su familia podía hacerse cargo de él o ella se les enviaba a un centro de menores. Pero como la base de un crecimiento sano es la familia, se aprobó la acogida para ofrecerles a estos niños un entorno de afecto y seguridad.
Pueden hacerse cargo de estos niños, tras una evaluación previa, parejas con o sin hijos y adultos, hombres o mujeres, que vivan solos. La acogida no implica que las personas que acogen al niño vayan a convertirse de manera legal en sus padres o madres.
Las forman dos adultos, ya sean heterosexuales u homosexuales, que han decidido de manera libre y consciente no tener hijos, sea por los motivos que sea. Esto incluye que no puedan tenerlos y no hayan querido ampliar la familia ni mediante la adopción, ni las técnicas de reproducción asistida, ni la acogida.