Una de las complicaciones que pueden tener las mujeres, a la hora de dar el pecho, es la mastitis, una infección mamaria que, de forma general, causa dolor en los pechos y gran sensibilidad, incluso, muchas mujeres experimentan la sensación de tener los pezones duros. La mastitis es muy común en esas primeras semanas en las que se da el pecho, aunque también podrá presentarse en otras etapas de la lactancia. El tratamiento temprano de la infección será muy importante para evitar el desarrollo de otras complicaciones.
Para ayudar a tratar la mastitis, lo más normal es que el especialista recomiende antibióticos. Además, sí que es cierto que continuar con la lactancia materna puede ayudar a prevenir y resolver esta enfermedad. Aunque siempre será muy importante utilizar las técnicas correctas, así como conocer las posiciones ideales para amamantar que facilitan la tarea del bebé y, también, que ayudarán a vaciar los pechos en cada toma.
Como ya hemos comentado, la mastitis es una inflamación del tejido mamario producida por una infección. Esta suele afectar a las madres que dan el pecho y suele darse durante las primeras seis y doce semanas del establecimiento de la lactancia. Sí que es cierto que puede ocurrir más adelante y no solamente en las primeras semanas del bebé. Además, la mastitis suele ser especialmente dolorosa y puede poner en riesgo el establecimiento de la lactancia materna. Eso sí, una vez que la infección haya desaparecido, se podrá dar el pecho sin ningún tipo de dolor y se podrá disfrutar plenamente del tiempo con el bebé.
Cuando se comienza a dar el pecho será normal sentir un poco de dolor en el pecho o cierta sensibilidad. Pero, ¿cuáles son sus síntomas? Entre los signos de la mastitis, nos podemos encontrar con cierto dolor en los pechos, así como sensación de ardor durante la lactancia. Además, esta suele afectar a un solo pecho y en raras ocasiones se siente en ambos. También, puede ser que sientas un pecho hinchado, sensación de intenso calor, enrojecimiento de la mama y fiebre y escalofríos.
La mastitis puede darse por la leche materna que se queda dentro del pecho. Esto suele suceder en el caso de que el amamantamiento no sea el correcto y esta leche atrapada puede causar dolor en el pecho y, potencialmente, podrá provocar una infección. Además, también puede darse que el conducto de leche se quede bloqueado o que haya bacterias que ingresen en los conductos de la leche a través de una grieta en la piel de pezón.
Sí que es cierto que hay algunas madres que serán más susceptibles que otras de sufrir de mastitis. Entre los factores de riesgo, nos podemos encontrar con aquellas mujeres que tienen los pezones agrietados, aquellas que permanecen en una sola posición mientras dan el pecho, las que llevan un sujetador demasiado ajustado o aquellas que sufren de estrés y cansancio. También, haber tenido mastitis previamente puede aumentar el riesgo de volver a sufrir esta complicación.
Para prevenir la mastitis, lo más recomendable será que te asegures de que tu bebé se coja bien del pecho mientras amamantas. También, habrá que cambiar de posición mientras das el pecho para ayudar a vaciar completamente cada pecho y amamantar tan a menudo como puedas y durante el tiempo que el pequeño lo requiera. Otra forma de prevenir la aparición de esta complicación será asegurarte de que el pequeño vacíe un pecho antes de cambiarlo a otro. Una vez que decidas destetar tendrás que hacerlo de la mejor forma posible y, sobre todo, consultándolo con un especialista para que no se desarrolle esa mastitis.
Sí que es cierto que se podrá amamantar con mastitis, aunque será muy importante tratarla cuando te des cuenta de que la padeces. Al principio podrás tener los síntomas más parecidos a los de un resfriado común. Aunque eso sí, también aparecerá un dolor fuerte de pecho. En ese punto será imprescindible hablar con un especialista, ya que si no se trata, se podrá formar un absceso y podrá llegar a requerir un drenaje profesional.