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Otoño, una etapa llena de cambios. Los días cada vez son más cortos, oscurece antes, llega el cambio de hora, las jornadas están más nubladas, el frío y la lluvia están más presentes… y las gripes comienzan a ser más que frecuentes, junto a los catarros y los resfriados. Unos contagios que no llegan en el mejor momento debido a la alta incidencia de la covid-19 que existe ahora mismo y que podría llevar a confusión en lo referente a los síntomas. Por eso mismo ya ha comenzado la campaña de la vacunación de la gripe, principalmente en la población de riesgo, nuestros mayores. Aún así, la vacuna está disponible para el resto de la población pero, ¿deben vacunarse los más pequeños de la casa?
Lo primero que la Asociación Española de Pediatría (AEP) deja claro es que sí se pueden vacunar a los niños, ahora bien, esta administración debe hacerse siempre en mayores de seis meses, nunca en bebés menores. Aún aconsejando la vacunación de la gripe en todos los niños mayores de esa edad, lo cierto es que la AEP hace especial hincapié en ciertos grupos de niños que puedan tener enfermedades que se vean agravadas con una gripe. Por eso mismo hacen distinción a aquellos que padecen asma grave o moderada, enfermedades renales, diabetes, obesidad, patologías del sistema inmunológico.
Con ello, también hacen un llamamiento a que los niños, y adultos, que sean convivientes de personas de riesgo a las que la gripe podría resultar peligrosa se vacunen para protegerlos. Por tanto, ante la recomendación de que lo hagan todos los niños mayores de seis meses, la AEP aconseja especialmente la vacunación en todos los niños con enfermedades que puedan verse agravadas y si son convivientes de personas de riesgo.
La vacunación ante la gripe se aconseja por un motivo claro que expone la AEP: “es una enfermedad respiratoria muy contagiosa”. La recomendación de vacunarse viene porque los niños, sin querer, son una de las fuentes principales de contagio en personas mayores, especialmente en sus adultos más próximos, en donde la gripe puede complicarse hacia una neumonía. Mientras, los niños, siempre que no sean parte de esa población de riesgo, suelen pasar la gripe con algo de fiebre y los síntomas típicos: tos, dolor de garganta, moqueo, pitos al respirar, vómitos o dolores musculares entre otros síntomas, que suelen durar entre una y dos semanas, aunque la fiebre siempre remite antes.
Que cada año haya una campaña de la gripe se debe a que es un virus que puede cambiar de año en año, lo que hace que las defensas del organismo no lo reconozcan aún habiéndote vacunado anteriormente o habiéndola pasado. Por eso mismo cada año se fabrica una vacuna diferente dependiendo de los cambios que se hayan dado en el virus para proteger a la población, entre los que se encuentran los niños. Una vacuna de fácil administración a través de una inyección que, eso sí, sabemos que mucha gracia no le hace a los más pequeños que podrían soltar alguna que otra lágrima tras el pinchazo.
Y como en todo, existe alguna que otra contraindicación, en especial en aquellos niños que tienen una alergia grave al huevo. Esto tiene su explicación, ya que la mayoría de las vacunas de la gripe se cultivan en huevos de gallina, por lo que habría que consultar al pediatra en estos casos, ya que existen algunas vacunas que no se han desarrollado en un cultivo en huevo que sí se podrían utilizar en algunos niños. Además, si ya se le ha administrado alguna vez y ha tenido algún tipo de reacción anómala, como una alergia, no tendría que administrarse.
Ante posibles efectos secundarios, siempre se aconseja permanecer unos 20 minutos en el centro donde se ha vacunado para revisar que todo está correcto. Aún así, es normal que haya cierto enrojecimiento en la zona o un poco de dolor durante las primeras horas y, aunque es menos frecuente, también podría generar malestar o unas décimas de fiebre. En caso de que el pequeño también esté administrándose cualquier otra vacuna, no hay problema, en principio, en poner la de la gripe, siempre que se inyecte en un lugar distinto.
La vacuna de la gripe está aconsejada para todos los niños, especialmente aquellos con patologías previas que puedan complicarse con una gripe. Aún así, puede que este año, con una campaña especialmente destinada a la población de riesgo, no todos los niños sanos puedan optar a una dosis, dando prioridad a la protección de otros que la necesitan más.