La princesa Ana de Inglaterra supo imponer su personalidad frente a los estrictos códigos de vestimenta que dominaban en la corona británica. En los setenta, las minifaldas y los vaqueros se convirtieron en sus grandes aliados y su melena suelta y cardada en su sello de identidad.
Su evolución hacia un estilo sostenible y muy británico, está protagonizada por chaquetas y abrigos evasé en tejido de tweed, sombreros vistosos y, para las grandes ocasiones, vestidos largos estampados de flores.
La única hija de la reina Isabel II, que apenas compra ropa y cuando lo hace apuesta por la moda inglesa, es fiel a un estilo clásico que se ha mantenido prácticamente sin alteraciones. Estos son los looks más icónicos de la princesa Ana de Inglaterra.
En los años setenta la princesa Ana se apuntó al que era por entonces el uniforme de los jóvenes, que estaba compuesto por un par de vaqueros. Su apuesta personal era combinarlos con camisas de estilo masculino a las que daba un toque de glamur con pañuelos de seda atados al cuello.
Combinados con chaquetas oversize al más puro estilo groupie o con jerséis bucólicos como el de las ovejitas que viralizó Lady Di y reinterpretó recientemente María Escoté, los vaqueros se convirtieron en sus grandes aliados durante al menos un par de décadas.
Ninguna joven rebelde de la época quiso dejar escapar la posibilidad de lucir las minifaldas que Mary Quant puso de moda en la década de los sesenta. La princesa Ana tampoco, incluso a pesar de que llevar ropa por encima de las rodillas suponía romper con todas las reglas de estilo impuestas por la monarquía británica. Por supuesto, siempre combinadas con zapatos de tacón sensato.
El corte evasé es uno de los grandes protagonistas del armario de la princesa. Este tipo de patrón, que afina la cintura y estiliza la silueta y por el que Ana de Inglaterra siente auténtica debilidad, se ha convertido en el recurso perfecto para sus citas oficiales. De día apuesta por las chaquetas y abrigos de largo a la rodilla que combina tanto con vestidos como con faldas, reservando para la noche los abrigos de corte evasé de tamaño largo y midi.
Para las grandes galas, una de las firmes apuestas de la princesa han sido durante años los vestidos largos y vaporosos estampados de flores y decorados con pequeños volantes, un modelo de inspiración años setenta que ha repetido en varias ocasiones.
Pañuelos, sombreros y perlas son las tres compañías infalibles de la princesa Ana. Para los sombreros, como buena británica, no tiene límites y del mismo modo que su madre es aficionada a coordinarlos con la ropa en total look.
Las perlas son otra de sus debilidades, esa joya que no falla con ningún estilismo. Sus elecciones van de los clásicos pendientes, collares y broches a elecciones algo más sofisticadas como las gargantillas de varias vueltas o los alfileres.