La moda en los años 40 estuvo marcada por una realidad económica y política extremadamente complicada y precaria. La Segunda Guerra Mundial, que comienza en el año 1939 y se extiende hasta 1945, marca una pauta en la manera de vestir de toda la sociedad, que tenía como única vía de escape el cine que se hacía en Hollywood y como referente a sus estrellas.
Ingrid Bergman, Lauren Bacall, Katharine Hepburn, Rita Hayworth o Ava Gardner representaban el ideal al que todas aspiraban, aunque la realidad era que la falta de recursos obligaba a las mujeres a vestir modestamente, recurriendo a la creatividad para mantener su coquetería intacta y en este aspecto tanto los complementos como el maquillaje, especialmente el lápiz de labios, jugaron un papel crucial.
La falta de tejidos exigía faldas más cortas y patrones más ajustados, pero tras la guerra llegó la revolución con Christian Dior. Estas son las características y los looks que marcaron la moda en los años 40.
El dos piezas de estilo militar fue el más popular en la primera mitad de la década. Debido a la escasez de tejidos, las faldas se acortaron hasta la rodilla y los patrones que más se llevaban eran de corte tubo y recto, incluso los abrigos se estrecharon. En cuanto a las chaquetas, se caracterizaban por tener los hombros muy marcados y la cintura ajustada.
El acceso de la mujer al trabajo trajo como consecuencia que muchas optaran por incluir en sus armarios los pantalones, una prenda que hasta entonces habían sido patrimonio exclusivo de los hombres y que, respondiendo a las estrecheces por las que pasaba la economía, derivó en la aparición del short.
La coquetería se mantuvo intacta gracias a los accesorios, tanto en lo que se refiere al calzado, como a los guantes y zapatos. Los sombreros, turbantes y tocados eran un imprescindible para la mujer de la época, que además de servir como contrapunto a la sobriedad de la ropa eran un elemento necesario para ocultar la falta de cuidado capilar.
Los zapatos 'pep toe' y los modelos con plataforma fueron otra de las piezas clave en el estilo de la época, que en muchos casos eran creados de manera manual con trozos de corcho o de madera. Conseguir medias era una labor imposible, así que muchas mujeres creaban la ilusión de llevarlas pintando una línea vertical en la pierna que imitaba la costura de la parte posterior.
La pauta del patrón de belleza estaba marcada por las actrices de Hollywood, que apostaban por cejas no muy finas ni demasiado gruesas muy perfiladas y depiladas en forma de arco. En cuanto al maquillaje, como todos los bienes era escaso, pero los labios pintados de carmín rojo eran un imprescindible. La moda del pelo corto había pasado y en esta década había quienes lo llevaban recogido en un moño alto y quienes preferían la melena suelta peinada con ondas al agua.
Tras la guerra, la recuperación de la vida social y cultural trajo consigo la aparición de una nueva pieza en el armario femenino: el vestido de cóctel. Esta prenda, mucho más vestida que un modelo de tarde y menos lujosa que los de noche, seguían evitando el despilfarro de tela con patrones ajustados que llegaban hasta el tobillo.
En 1947, todo cambia gracias a Christian Dior y su revolucionaria colección corola con la que se inaugura una nueva época. Sus propuestas suavizaban la línea de los hombros, marcaban exageradamente la cintura y aportaban mucho vuelo a las faldas. Un derroche que fue calificado como la era del ‘New Look’.