Asegura que lo que le gusta de escribir novelas es tener la capacidad de rescatar "esos personajes, lugares y momentos" que nunca debieron haber desaparecido. Poder "mirar a otro lado para no ver lo vulgar de nuestro presente". Y esto es precisamente lo que consigue con 'Un palacio en Venecia', su último lanzamiento literario. Esta vez, después de sumergirnos en la vida y obra de grandes maestros de la moda como fueron Balenciaga y Schiaparelli, Nacho Montes nos adentra en la Venecia de la Belle Époque, una ciudad "llena de arte, de hechizos, de secretos y de glamour" de la que hoy "poco queda", para contarnos la "fascinante" historia de amor de Fortuny con la marquesa Luisa Casati.
Los años han demostrado que, aunque su tiempo se lo puso difícil, los protagonistas de la nueva novela de nuestro colaborador tuvieron muchos 'aciertos'. Y también algún que otro 'error'. Y es el momento de repasarlos con él (y ya de paso reflexionar sobre lo 'divino' y lo humano).
Pregunta: Primero fue Balenciaga, luego Schiaparelli. ¿Por qué ahora Fortuny? ¿Qué historia tenía detrás para merecer ser el protagonista de tu nueva novela?
Respuesta: Después de los encargos de Balenciaga y Schiaparelli por parte de La Esfera me senté con mi editora para ver el tema de la siguiente novela y le hablé de esta historia fascinante de Fortuny y de la marquesa Luisa Casati. La Venecia de la Belle Époque y la inusual libertad social de aquella época me tenían hechizado desde hacía tiempo. Y todo fue rodado. Estoy feliz de haber buceado en estos personajes increíbles para fabular sobre ellos a mi antojo. Ha sido un viaje apasionante.
P: Junto a él, el amor es el gran protagonista de 'Un palacio en Venecia'. ¿Te apetecía volver a escribir sobre este tema tan universal?
R: No sé escribir, ni sentir, ni vivir sin amor. Sea de la manera que sea, el amor está presente en mi vida. Y por fuerza, también en mi literatura.
P: ¿No te da la impresión de que ya es imposible que se den historias de amor tan 'de novela' como la que vivieron Mariano Fortuny y Luisa Casati?
R: Esta historia de amor en mi novela es pura ficción, basada en muchas cosas que podrían haber pasado pero que nunca se sabrán. La realidad fue mucho más de admiración mutua, que es otra maravillosa forma de amar. Pero yo sigo creyendo en las historias de amor como de novela en la vida real. Yo lo he vivido y me niego a pensar que no vuelvan a existir. Soy un soñador y un amante eterno.
P: Si no es así, ¿hay alguna pareja que nos quede más cerca, que conozcamos bien, que tenga una historia de amor similar a la que vivieron ellos dos en tu novela?
R: El mundo está lleno de historias de amor increíbles. Seguro que detrás de muchos de los personajes de los que hablamos en Divinity hay grandes historias ocultas. La magia de la literatura es que nos permite a los escritores mezclar realidad y ficción para hacer la vida mucho más fabulada e interesante.
P: Hagamos un guiño a tu blog en Divinity. Como artista, como genio de la moda, como personaje, ¿cuál fue el mayor acierto de Fortuny?
R: El de amar su trabajo y el arte por encima de todas las cosas. El mítico vestido Delphos es uno de los frutos de esa pasión por trabajar en todo lo que se proponía.
P: ¿Y su mayor error?
R: El de haber nacido en un tiempo equivocado para no poder ser públicamente ese loco amante divino en el que yo le he convertido en mi novela.
P: Venecia es el escenario principal de la novela. ¿Qué queda hoy de la Venecia que recorres en tu libro?
R: Queda la memoria de sus palacios, de sus cafés, de su arte por encima de todas las cosas y de ese misterio hechizante que seguirán destilando sus leyendas. Esa magia nunca puede morir porque existen los libros.
P: En Venecia, precisamente, se celebra uno de los festivales de cine más importantes del año. El primero que se creó, de hecho. Y tú lo analizas con nosotros cada edición. ¿Cómo ves la deriva que están llevando estas alfombras rojas, invitando a personajes que no tienen nada que ver con el mundo del cine? ¿Favorece o perjudica este paso adelante?
R: En mi novela cuento dónde nace ese festival, en aquella época divina en la que otros protagonistas mucho más glamurosos pisaron aquellos escenarios. Poco queda de aquel glamur. La vida se ha vulgarizado en tantas cosas… Pero así es la evolución, supongo. Por eso me gusta escribir novelas, porque me permite elegir esos personajes, lugares y momentos que nunca quiero que desparezcan y mirar a otro lado para no ver lo vulgar de nuestro presente.
P: Hoy en día, quizás salvo en el caso de Ágatha o Lagerfeld, solo conocemos a los diseñadores por su trabajo, no por su forma de ser. Tú que conoces esta industria desde dentro, ¿qué diseñador de hoy estaría al nivel de los protagonistas de tus novelas (como personaje, no como creador)?
R: Hay grandes personajes humanos detrás de muchos de los creadores actuales. Pero no pienso revelarlos. Un buen escritor no adelanta sus posibles futuras letras, como un buen periodista no revela nunca sus fuentes. Y yo soy ambas cosas.
P: Luisa Casati, la otra mitad de esta historia de amor, es marquesa. Y un siglo más tarde hablamos a diario de otra que no tiene nada que ver con ella, la de Griñón. ¿Qué opinión te merece Tamara Falcó? ¿Consideras que es digna heredera del título de 'reina de corazones' que aún lleva su madre?
R: Tamara Falcó siempre me había hecho gracia pero ella sola se ido cargando con sus incongruencias y sus patochadas su propio encanto. Ya querría ella que la historia la recordase en algún momento futuro con un mínimo de la magia de aquella divina y excéntrica Luisa Casati. Pero eso no sucederá, lo tengo claro.
P: Chívanos otro gran icono de la moda que merecería ser el protagonista de tu próxima novela.
R: Hay varios en los que ando buceando para una próxima historia, pero si os lo chivo se perderá todo el encanto de los que esperan, pacientes, cada nueva novela. Todo se andará.