A nadie se le escapa que Demna Gvasalia ha llevado a Balenciaga por un sendero que está en las antípodas del que creó su fundador, Cristóbal Balenciaga. La polémica se ha convertido en parte de la seña de identidad de una casa de moda que ya no se rige por el buen gusto en su sentido más tradicional, sino que parece haber conectado con un público al que es capaz de vender todo lo que se le ocurre, incluyendo varias prendas insólitas y muy caras, como la pulsera con forma de cinta adhesiva, la falda toalla o la bolsa de basura.
Su último ‘hit’ es precisamente la pulsera en forma de cinta adhesiva, que se incluye entre sus propuestas para la temporada de otoño/invierno 2024-25 que se ha hecho viral en redes y ha causado un auténtico aluvión de comentarios. No es de extrañar ni por su estética, ni por su precio.
No es la primera vez que se desata la polémica con un producto de Balenciaga desde que el diseñador de origen georgiano Demna Gvasalia asumió la dirección creativa de la firma, solo se trata de la penúltima. En esta ocasión la pieza es una pulsera en forma de rollo de cinta adhesiva tamaño XL, que solo se diferencia de la de andar por casa en que lleva impreso en su interior el nombre de la marca y en que su precio es de 3.000 euros.
La falda toalla es otro de esos polémicos diseños que Balenciaga ha convertido en viral, una prenda de la colección de primavera/verano 2024 que se presentó en redes a mediados del pasado noviembre. La falda, que parece una toalla de rizo enrollada en la cintura, se ajusta a la cintura con un par de botones y un cinturón que lleva ocultos en su interior y se vende en la web de la firma por 695 euros.
Los bolsos son otra de las materias en la que el diseñador se ha especializado en generar polémica. Su inspiración en la pura cotidianeidad le ha llevado a reinterpretar en diferentes temporadas el ‘shopper’ de cuadros de mercado, la bolsa azul de Ikea y hasta la bolsa de basura industrial.
El primero, el llamado ‘Barbès East-West Shopper’ cuyo precio alcanzaba los 1.250 euros, pertenece a la colección pre-fall 2021 y fue un auténtico éxito de ventas que conquistó a mujeres como Alexandra Pereira.
El segundo, el ‘Arena Extra-Large Shopper Tote Bag’ generó uno de los anuncios más divertidos de la historia de Ikea con instrucciones para diferenciar la Frakta original (0,50 euros), de la falsa de Balenciaga de 1.700 euros.
Los pasos para identificar la Frakta original son 4: Sacúdela, si cruje es la auténtica; Tírala al suelo, una Frakta auténtica se limpia con un manguerazo; Multifuncional, puede transportar un equipo de hockey, ladrillos e incluso agua; El precio, solo 0,99 dólares.
La última, llamada ‘Trash Pouch’, se incluyó en la colección otoño/invierno 2022-23 tras el inicio del conflicto entre Rusia y Ucrania. El desfile fue un homenaje a los refugiados que abandonaban sus hogares con sus pertenecías metidas en bolsas de basura y esta pieza fue calificada por el propio diseñador como “la bolsa de basura más cara del mundo”. No le faltaba razón, salieron varios modelos a la venta por 1.760 euros.
En mayo de 2022 Balenciaga lanza una colección de zapatillas deportivas completamente destruidas, una imagen que generó mucha polémica pero que no fue más que una campaña de marketing para que realmente se pusieron a la venta pocos días después.
Las auténticas ‘Paris Sneakers’ salieron a la venta pocos días después y aunque estaban algo destrozadas, no llegaba al nivel de las que aparecieron en la cuenta de Instagram de la firma. La colección estaba compuesta por tres modelos: ‘Paris high top full destroyed’ (1.450 euros) con un Balenciaga en mayúsculas escrito en la suela, de la que solo se pusieron a la venta 100 pares, ‘Paris high top’ (695 euros), que se diferencia de la anterior porque no lleva la marca escrita y ‘Paris mule’ (595 euros), las sneakers destalonadas.