Combinar lo incombinable: cuando las vips e influencers llevaron outfits impensables
Existen reglas básicas que están escritas, pero si buscas combinaciones diferentes tienes que saltártelas
Crear un estilismo chocante, atrevido, pero equilibrado al mismo tiempo es un arte en el que se mueven bien algunas cabezas privilegiadas para ello. No es fácil y para complicar más las cosas, lo que funciona en unas personas, no funciona en otras. El problema es que esto no se aprende, porque si bien es verdad que en cuestiones de moda hay muchas reglas escritas, también existen muchas otras que no lo están.
Centrándonos en las mujeres, hay algunas (contadas) que consiguen crear armonía con absolutamente todo lo que se ponen encima, les tiras la ropa y siempre les cae bien y eso ni tiene que ver con la belleza de la cara ni con las medidas del cuerpo, es algo que va más allá y que, por otra parte, no todo el mundo aprecia.
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El caso es que cada día hay alguien que decide echar a volar su creatividad y en lugar de hacer un bizcocho hace otro nuevo intento de combinar lo incombinable y, como los bizcochos, hay a quien le sube y a quien no.
Hay combinaciones que gritan a los cuatro vientos esto es publicidad y cuando son tan evidentes como esta de Alessandra Ambrosio pues no te la crees: el cárdigan de la marca de tu novio y el bikini de la tuya propia. Pues no Alessandra, no podemos comprar el look por muy monísima que seas, carece de naturalidad y no se espera ni que venga de visita.
Algo similar ocurre con el estilismo de Pilar Rubio, que aunque ella sea ideal, no es creíble en esta foto. Cuando no consigues que se lo crean pierde toda la esencia de un estilismo bien construido y cuando no se lo cree ni ella, pues apaga y vámonos. No es creíble el conjunto en el que ha combinado un jersey de lana y lentejuelas con minifalda de efecto piel y deportivas, pero tampoco es creíble tanta concentración en una revista mientras alguien te hace una foto para la que estás posando.
Esto exactamente es lo que ocurre con el “me apetecía ponerme un vestido” de Cristina Pedroche, que ella es estupenda, pero su intento de estilista atrevida no resulta creíble. Primero porque elige una marca de vestido con la que habitualmente colabora, en segundo porque lo combina con unas zapatillas diseñadas por ella para Puma y en tercer lugar porque el vestido no sabemos si realmente le apetecía tanto.
Las hay que arriesgan y aciertan en unas ocasiones, pero en otras no. Es el caso de Rihanna a la que, en un intento de hacer otro malabarismo estilístico, se le han caído todas las mazas. Cada prenda que lleva es maravillosa por separado, pero todas juntas suman demasiadas marcas, muchos euros y absoluto descontrol: un cárdigan oversize de lana estampado de camuflaje de Miu Miu, unas sandalias trenzadas de Bottega Venneta y el multi pochette de Louis Vuitton. Como llamativo vale, pero nada más.
Veamos un ejemplo de incombinables que terminan llevándose bien: un chaleco de tweed, un vestido estampado y unos zapatos flúor. El chaleco es de Chanel, que representa el lujo clásico parisino, el vestido es de Ganni, una firma escandinava actual y los zapatos de flúor de aspecto arquitectónico son de Balenciaga, que simboliza la nueva era de una casa de moda de toda la vida. La suma de conceptos y la actitud de la estilista Emili Sindlev hacen que resulte creíble.
Pero ni todo son marcas ni todo son euros. Veronika Heilbrunner es una auténtica experta en hacer mezclas complicadísimas que funcionan perfectamente, de marca y sin marca, con muchos y pocos euros. Tiene la habilidad de hacer apetecible ponerse unos pantalones de baloncesto con una camisa de rayas varias tallas por encima de la tuya. No levantes la ceja porque ha creado numerosas tendencias, entre otras la de usar deportivas con vestidos, un impensable que seguramente ya te habrás puesto.