Combinar colores es un arte que se aprende por simple observación. Puedes buscar inspiración en los desfiles, en el treet style o en cómo lo hacen tus estilistas favoritas, pero donde vas a encontrar las mejores pistas sobre cómo hacerlo es en la riqueza cromática de la naturaleza.
Observar atentamente el colorido de aves, insectos, mamíferos, peces, plantas, frutas y hortalizas te abre un mundo de combinaciones casi infinito del que es prácticamente imposible extraer un listado competo.
Para facilitar las cosas existen reglas básicas que se pueden aprender, trucos con los que no arriesgas, pero con los que tampoco vas a fallar como es el de combinar colores contrarios del círculo cromático, aunque si buscas mezclas más atrevidas también puedes aprender a saltarte esta regla.
El círculo cromático es una representación bidimensional (plana) de cómo se relacionan los colores y sus diferentes tonos entre sí. Se trata de una rueda que parte de los tres colores primarios (rojo, amarillo y azul) cuya combinación da lugar a tres colores secundarios (naranja, violeta y verde). La mezcla de un primario y su secundario adyacente da lugar a seis colores terciarios y mediante sucesivas mezclas, se va construyendo un círculo cada vez mayor.
En lo que nos interesa, una primera y muy básica regla es que no se deben mezclar los colores primarios y que una combinación que funciona es la de un color y su complementario, que es el que se encuentra en el lado opuesto del círculo cromático. Según esta teoría no se deberían combinar el rojo con el amarillo o con el azul, sino que habría que hacerlo con verde, del mismo modo que el amarillo combinaría con el morado y el azul con el naranja.
Pero el círculo cromático no se compone solo de colores primarios y solo con esta teoría de los contrarios los matices son casi infinitos, dando lugar a combinaciones tan perfectas como el celeste y el marrón, que en definitiva es la suma de rojo y amarillo.
Podemos empezar a desmontar tópicos con la regla de las combinaciones de colores análogos. Esto significa que se pueden combinar los colores vecinos, es decir, los que teniendo la misma base se encuentran a ambos lados de un color. Esto significa que el rojo puede combinar maravillosamente bien con algunos rosas y naranjas y lo mismo sucede con las diferentes tonalidades de amarillo y azul.
Para que estas combinaciones funcionen es importante dar con el tono exacto, pero si no quieres equivocarte elige un tono vibrante y otro claro como el rojo intenso y el rosa pastel o el azul marino y el verde agua. Otra opción es combinar un color de base y su vecino en un tono oscuro como el naranja y el amarillo mostaza o el naranja y el burdeos. Podemos incluso hablar de una tercera regla que consiste en utilizar un solo color en diferentes matices.
Otra información básica que se puede extraer del círculo cromático es la división entre colores fríos y cálidos. Sin olvidar que el blanco puede convertir en frío cualquier color, entre los colores fríos se encuentran los que se forman con mayor proporción de azul y los cálidos son los que contienen mayor porcentaje de amarillo. Según esta regla se podrían mezclar el marrón con el rosa, pero ¿qué rosa y qué marrón? Pues un rosa chicle y un marrón chocolate o rosa bebé con marrón castaño.
Esto afecta no sólo a la manera de combinar los colores, sino en cuáles favorecen más a tu piel. En teoría los tonos fríos se llevan bien entre ellos y lo mismo se puede decir de los colores cálidos.
Pero el color es mucho más que un simple círculo cromático, así que esto que resulta fácil se complica cuando entran en juego otros factores como la luz, por no hablar de los gustos personales y, por supuesto, de lo divertido que es saltarse las normas.
Después de hablar tanto de color ¿qué pasa con los tonos neutros? Cuando hablamos de neutros nos movemos en la escala que va del negro al blanco y todos los matices de gris. El gris es el color neutro por excelencia, siempre puedes encontrar un tono gris que vaya bien con otro color, por muy brillante, claro, oscuro o flúor que este sea.
Lo que convierte al color gris en un básico es su gran cantidad de matices, que van del claro al oscuro y del más frío al más cálido. Así que una vez elegido el color que deseas combinar, sólo necesitas identificar el tono exacto de gris que necesitas.
Cosas que sí funcionan
En definitiva, no existe una teoría exacta del color, aunque sí ciertas pautas que funcionan y eso no quiere decir que lo contrario no funcione:
-Los colores complementarios combinan bien entre si.
-Un color claro va bien con uno oscuro de su misma familia.
-Es más sencillo combinar los colores cálidos por un lado y los fríos por otro.
-El gris es el tono neutro por excelencia.