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Ya lo decía Miranda Priestly en ‘El diablo viste de Prada’: “Todo el mundo quiere esto, todo el mundo quiere ser nosotras”. Para el común de los mortales, el mundo de la moda está rodeado ese halo de glamour y despilfarro en el que todos quieren bañarse. La realidad, sin embargo, es otra: como tantos mercados laborales, este sector se sostiene sobre un colchón de trabajadores que echan muchas horas en sus puestos sin cobrar demasiado.
¿Quieres trabajar en el sector? Hay tantas formas de trabajar en el mundo de la moda como ramas de estudios: derecho, comunicación o programación son tan solo algunas de las más necesarias en empresas de este campo. Ahora bien, existen una serie de trabajos más ‘canónicos’ que te permiten estar todo el día en contacto con las tendencias. En Divinity.es te traemos algunas de estas profesiones; quizás alguna esté hecha para ti.
Cuando piensas en moda, esta es una de las primeras profesiones que se te viene a la mente. Los diseñadores de moda necesitan talento, creatividad y una formación extraordinaria que les permita trazar un camino propio, una marca distinta a la de los demás. Muchos comienzan trabajando para las líneas de otros hasta que pueden permitirse lanzarse por su cuenta.
El diseñador crea, pero es el patronista quien se encarga de darle forma a lo que el primero ha imaginado. Este trabajo es menos creativo y más práctico, pero tanto o más exigente que el del diseñador de moda. Además, permite estar en primera línea de este mundo tan exclusivo.
La fotografía de moda es un despliegue de creatividad, un campo muy interesante que ha amparado a grandes profesionales. Annie Leibovitz, Mario Testino o Peter Lindbergh son solo algunos de los fotógrafos que han hecho carrera en este sector.
Tradicionalmente esta ha sido una profesión en la sombra, pero cada vez sabemos más de las personas encargadas de que los eventos y alfombras rojas sean el escaparate de tendencias que nos lleva a los espectadores. El estilista es el punto de encuentro entre la marca y sus embajadores, la persona encargada de los ‘outfits’ de los famosos que luego nos llegan vía Instagram. Hoy en día, es un trabajo fundamental tanto en las alfombras rojas como en la televisión.
Las revistas de moda siguen ahí, al pie del cañón; sus periodistas se encargan de conocer las últimas tendencias y escribir sobre los temas que interesan a sus lectores. El documental sobre la legendaria editora jefe de Vogue Anna Wintour, ‘The September Issue’, hizo a muchas soñar con ese puesto.
Las personal shoppers son una suerte de estilistas a la carta, disponibles para todo el que requiera sus servicios. Tú les das un presupuesto, les explicas tu tren de vida y cómo sueles vestir, y estos profesionales optimizan tu dinero y tu tiempo para recomendarte lo que mejor puede ir contigo. A veces, también se encargan de hacer las compras a gente que no tiene tiempo para ello.
Esta labor puede resultar muy divertida. Otra profesión parecida es la de planificador de bodas, a medio camino entre el personal shopper y el planificador de eventos. Esta persona se encarga de organizarlo todo, desde el vestido hasta las flores o las invitaciones, para que el gran día de una pareja sea perfecto.
Las marcas necesitan trabajadores creativos, con conocimientos en marketing y comunicación, para venderse a la prensa y sus clientes de la mejor forma posible. Los relaciones públicas se encargan de crear una imagen para la marca, con sus correspondientes notas de prensa y campañas de publicidad.
Esta es una rama de las relaciones públicas que ha nacido en la última década, con la aparición de las redes sociales. El community manager es el encargado de gestionar los perfiles en línea de la marca, crear contenido para los mismos e interactuar con los seguidores. Casi todas las marcas cuentan con un profesional así en sus equipos.
Detrás de cada tienda está el trabajo de muchas personas. En el caso del escaparatista, su trabajo es gestionar el producto en el punto de venta para que atraiga a los clientes. Maniquíes, escaparates… todo lo que ves depende de sus manos.