Anoche se celebró la cultura. En un tiempo en el que parece ser la gran olvidada, los Premios Max llegaron para recordar a aquellos despistados que no hay lugar más seguro para disfrutar de la nueva normalidad que una butaca. El Teatro Cervantes de Málaga fue el sitio escogido para reconocer lo mejorcito del año en artes escénicas. 'Jauría' se ganó el galardón a mejor espectáculo. Lluis Homar, a mejor actor por 'La néta del Senyor Linh'. Y el Max a mejor actriz fue para la Forqué.
La contradictoria madre a la que dio vida en 'Las cosas que sé que son verdad' en los Teatros del Canal de Madrid y con la que ahora está de gira le ha permitido subir al escenario a recoger un premio que se disputaba con Irene Escolar ('Hermanas') y Rebeca Valls ('Dinamarca'). Y no hacía falta que llegase al atril y empezase su discurso para que los allí presentes se diesen cuenta de que Verónica Forqué venía con ganas de reivindicar.
Su vestido sedoso, con un hombro al aire, ceñido en el torso y con pliegues en el bajo, contaba con un estampado peculiar: pezones y vulvas se combinaban con formas geométricas, una manera de reivindicar el empoderamiento femenino que la intérprete combinó con una banda en la que hacía una pregunta al sector: "¿Qué visibilidad tienen las personas racializadas en la en la industria española?" Un debate que ha querido abrir en la 23ª edición de unos premios en los que continúa sin haber diversidad ni oportunidades para las minorías.
Con el Max ya en sus manos, un premio que era entregado por María Barranco, su amiga y partener en su etapa con Almodóvar, Verónica Forqué aseguraba estar muy emocionada por el reconocimiento. "Será por las drogas", decía con sentido del humor. Tras dar las gracias a todos los que habían hecho que ese mérito fuera posible, el "viva la república" con el que se despedía del auditorio dejaba clara su postura en un momento en el que la monarquía se encuentra en sus horas más bajas.
Ya tenía dos Max, el de mejor intérprete de danza y el de mejor coreografía. Y ahora le ha tocado el de honor. Esta edición que organiza cada año la Fundación SGAE ha decidido reconocer toda la trayectoria del bailarín, coreógrafo y director Nacho Duato con este merecidísimo galardón. "Me da cierta vergüenza regresar después de tanto tiempo fuera de España, pero también especial ilusión porque estos premios tienen mucho peso y son de gran prestigio. Me extraña que sea ya a toda mi carrera, porque sigo sintiendo que con cada trabajo comienzo de nuevo", comentó al recibir la noticia.