Ion Aramendi y su mujer, María Amores, afrontan ya los últimos días antes de repetir por tercera vez en la paternidad. El matrimonio espera con ilusión y una mezcla "de pereza total y entusiasmo desmedido", en palabras de la periodista, el nacimiento de la que será su primera hija, Marieta, tras tener a Ion y Lucas en 2013 y 2017, respectivamente. Desde que se hizo pública la noticia, la mujer del presentador de ‘Supervivientes’ ha ido compartiendo en sus redes sociales cómo está viviendo el proceso, los cambios vitales y físicos que ha experimentado y los que espera que se produzcan.
Y ahora, ante la inminente llegada de su niña, también ha abordado el papel del padre de la criatura durante el embarazo. “A veces me gustaría ser un hombre. Es indiscutible que mola mucho ser mujer por varias y diversas razones. Poder engendrar hijos es un auténtico súperpoder. Crear seres humanos en nuestras entrañas y criarlos con nuestros pechos parece ciencia ficción. Pero es bastante agotador”, reflexionaba María, que ha llegado a sentir “un poco de envidia” de Ion.
“Qué suerte estar esperando una hija con toda tu ilusión, imaginártela, sentir esa emoción y entusiasmo pero sin engordar un gramo, sin deformarte, sin ardores y náuseas, sin esta locura de hormonas…sin postparto…”, justificaba este sentimiento la comunicadora, que puntualizaba que no le ha cogido “manía” porque es consciente de que “él ha sufrido mis embarazos, en ocasiones se ha sentido desplazado y también tiene sus miedos”.
Ion se ha solidarizado con ella en estos nueve meses y se ha comportado como si estuviese también “embarazado”: “come sano, no sale, controla su vida social para no darme envidia, intenta transmitirme tranquilidad y seguridad, no me deja sola, me cuida. Y eso debería ser lo normal”, reivindica Amores, que asume que ha tenido “la suerte de tener un compañero al lado muy entregado, muy cariñoso y con mucha paciencia”.
En esta línea, la mujer de Ion comentaba hace unos días que siempre quiso tener niños porque “me llevo muy bien con lo masculino” y porque le gustan los hombres en “sus diferentes versiones: amigos, novios, amantes, maridos, vecinos, primos, hijos colegas”. Ahora que va a tener “una hija de propina” está “trabajando día a día en mi madurez” para asumir “con dignidad” que ya no va a ser “la chica de la casa”.