Como cada semana, la audiencia tenía una cita el pasado domingo con Ion Aramendi en ‘Conexión Honduras’. Desde que arrancó ‘Supervivientes’, el periodista ha sido el encargado de ponerse al frente del debate del reality más extremo de la televisión. Sin embargo, en esta última gala, no ha podido estar al frente del show al haber dado positivo en coronavirus. Ante su baja, otro vasco muy querido por el público, Carlos Sobera, le reemplazaba puntualmente y conectaba con él, a través de una videollamada, para desearle una pronta recuperación.
"Voy a darle las buenas noches a una persona que debería estar aquí: ¡Ion Aramendi!", le presentaba Sobera en los primeros segundos del formato. "Estás guapísimo. Yo esperaba encontrarte hecho polvo, tirado en la cama con una manta, con fiebre, con el termómetro en la boca o una enfermera o enfermero al lado", confesaba el maestro de ceremonias de ‘First Dates’, desde plató, con su característico sentido del humor, a quien explicó que "afortunadamente”, ya estaba casi recuperado.
"He pasado unos días un poco más complicados, pero ahora ya estoy perfecto. Lo que pasa que, simplemente por protocolo, soy positivo y todavía soy susceptible de contagiar y por eso no estoy allí", manifestaba Ion, que no ha sido el único de su familia que ha dado positivo en estos días. María Amores, su mujer, que está a punto de dar a luz a su tercer hijo, una niña llamada Marieta, compartía una captura de una noticia en la que se trataba el contagio de su marido, tranquilizando a sus seguidores al afirmar que, por suerte, “ya estamos saliendo del bache”.
“Hemos pasado una semana terrible”, aseguraba a sus seguidores Amores, que estuvo “dos o tres días bastante mal” con la enfermedad, con “mogollón de fiebre”. “Me mandaron heparina, porque estoy embarazada, tengo COVID y 45 años. Varios factores para que me den trombos”, está ya totalmente recuperada la periodista, que ha perdido el olfato y el gusto y aún no lo ha recuperado: “Es lo peor”.
Además, por si fuera poco, el primogénito del matrimonio tuvo que ser ingresado en el hospital durante diez horas tras sufrir una reacción alérgica. “Estábamos en casa, le di un bocadillo de algo que él come normalmente, nada raro, y bajamos a la piscina. Se empezó a poner como un tomate, los labios hinchados, granos, sufrió un shock anafiláctico y no podía casi respirar”, recordaba bastante preocupada la madre del pequeño, que empezaba a respirar tranquila al ser consciente de que, después de estos días tan malos, ya han “vuelto a la normalidad”.