Rodrigo Iglesias, que el 3 de abril sopló la vela número 24, es el segundo de los cinco hijos que el cantante Julio Iglesias tuvo junto a su segunda mujer, Miranda Rijnsburger. Se caracteriza por ser un joven tranquilo y discreto que, pese a llevar uno de los apellidos más icónicos de nuestro país, ha preferido mantenerse en un segundo plano y dejar la fama y los focos para su padre y sus hermanos.
Es el quinto retoño en una de las sagas familiares más mediáticas de nuestro país y, pese a todo lo que eso conlleva, Rodrigo ha logrado que su vida sea un completo misterio para la opinión pública. Más allá de las fotos en las que aparece junto a sus hermanos paternos y que algunos medios logaron capturar hace años, nada más de él se ha visto en la última década. Sin embargo, en sus redes sociales, aunque su actividad es escasa, sí que ha desvelado algunas de sus pasiones, como la fotografía, el motocross y su chica, una joven de 25 años de ascendencia holandesa llamada Julia Weller.
Al igual que su chico, Julia no acostumbra a asistir a eventos, ni encabeza portadas, ni es el epicentro de la atención mediática como el resto de su familia política. Ni tan siquiera hace un gran uso de sus redes sociales. Sin embargo, gracias a las pequeñas pinceladas que han dado, la joven nacida en Ámsterdam y Rodrigo han mostrado al mundo entero su amor y han dejado claro que están hechos el uno para el otro.
Pese a sus orígenes fuera de nuestras fronteras, Julia ha estudiado Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Valladolid, y ya es una habitual en la Costa del Sol. Acostumbrada a vivir a medias entre Países Bajos y España, Julia y Roro, como le llaman cariñosamente, son los que más disfrutan de la finca que la familia Iglesias posee en Ojén, Málaga. Al contrario que sus hermanos, que solo viajan a Andalucía en ocasiones especiales, el joven pasa largas temporadas junto a su chica en Las Cuatro Lunas, un paraíso donde disfrutan del buen tiempo, el deporte al aire libre y la tranquilidad de poder vivir su amor sin que nadie les aceche.
Mientras que Rodrigo es más de enfundarse en un mono y un casco y mancharse las botas de barro, su chica, que cumple los años tan solo una semana antes que él, es bailarina y una enamorada de la disciplina del ballet.
Sin embargo, además de su amor por los animales, lo que sí comparte la pareja es su pasión por la música. Rodrigo toca la guitarra a la perfección, y a pesar de que no busca hacer de ello su profesión, en alguna vieja entrevista confesó que le encantaría probar en el mundo de la canción como hicieron en su momento sus hermanos Julio y Enrique, o como hizo su padre hace más de cincuenta años. Por su parte, su novia ha demostrado en su perfil de Instagram que cuenta con grandes dotes para el piano, y que sus largos y delicados dedos están perfectamente acostumbrados a las teclas blancas y negras.
Juntos han formado un tándem perfecto, donde se entienden, se quieren y comparten experiencias juntos, y Julia ya es una más de la familia de Julio y Miranda, con la que además de tener una muy buena relación, comparte orígenes.