El pasado mes de julio, tras años de mediática relación, una ruptura que se convirtió en historia de España y una discreta reconciliación, Tamara Falcó e Íñigo Onieva dieron un importante paso en su historia de amor. En el palacio de El Rincón tuvo lugar la que ha sido la boda de la temporada. Ante unos cuatrocientos invitados, y bajo un férreo dispositivo de seguridad con el que protegieron la codiciada exclusiva, la pareja se dio el 'sí, quiero'. Los marqueses de Griñón dieron comienzo a una nueva etapa, que continuaron con su luna de miel y su posterior regreso a España. Pero, sorprendentemente, mujer y marido no están viviendo solos todavía.
Tras la boda, la pareja se embarcó por una exótica y exclusiva luna de miel que les llevó a varios países de África, la Polinesia Francesa o París. Finalmente, volvieron a España; fue cuando la aristócrata reconoció que comenzaban entonces sus verdaderas vacaciones. En las últimas semanas, además, se han seguido las informaciones con respecto al deseo de ambos por convertirse en padres. Toda esta nueva situación vital, como matrimonio, está transcurriendo bajo el techo de Isabel Preysler, madre de Tamara y suegra de Íñigo, como se ha podido saber en las últimas horas.
Así lo han confirmado los propios protagonistas, que se encuentran instalados en la mítica Villa Meona, la mansión de Preysler en la exclusiva urbanización madrileña de Puerta de Hierro, desde hace semanas. Hay una explicación detrás: el lujoso ático que los recién casados han adquirido, y que se encuentra en el mismo barrio, no está finalizado todavía, por lo que, mientras continúan las obras, han optado por quedarse en la residencia familiar. "Nos hemos instalado en casa de mi madre porque tenemos que supervisar la obra de la casa nueva, que ya está casi acabada", ha explicado la propia Tamara, que reconoce las ganas que ambos tienen de mudarse.
La situación es anómala, pero lo cierto es que las partes implicadas parecen estar contentas con la solución temporal que han encontrado al problema. Según su hija, Isabel está encantada con la situación. "Mientras estén los nietos, nosotros no le importamos", ha aclarado la marquesa de Griñón. Hay que tener en cuenta que Villa Meona es el lugar en el que también se alojan Ana Boyer y Fernando Verdasco, junto a sus dos hijos, Miguel y Mateo, cuando vienen a España desde Doha, donde residen habitualmente.