Fue su hermana Chábeli la que la convenció de que invirtiese en una casa y ahora Tamara Falcó está "encantada" con la decisión. Desde hace unos meses, la marquesa de Griñón está viviendo en su ático de Puerta de Hierro, justo al lado de la casa de su madre. Tanto ella como su marido, Íñigo Onieva, están "supercontentos" porque sienten que es una casa "muy acogedora". Ahora, en una entrevista a la revista ¡HOLA! Tamara ha hablado de todos los detalles de su hogar, de la convivencia tras el matrimonio y de la "amargada" vecina con la que ya ha tenido un pequeño conflicto.
La zona ya la conocía. Tamara Falcó siempre ha viviendo en la casa familiar de Isabel Preysler, una calle que ve desde su nueva terraza. "Valoro mucho el parque tan bonito que nos han hecho enfrente. Cuando compré la casa, la zona no estaba tan arreglada. Pero han ido plantando árboles y ha quedado muy bonito. Me encantaría conocer al o la paisajista, es un crack", ha explicado al medio citado anteriormente. Estar cerca de su familia, tener supermercados donde la conocen de toda la vida o el Club Puerta de Hierro son algunas de las cosas que más valora.
Sin embargo, el que ha tenido que cambiar de modo de vida es Íñigo Onieva. A pesar de que él es "muy urbanita", en palabras de Tamara, y le encanta vivir en el centro de Madrid, el empresario se ha mudado a una zona más alejada por la felicidad de su mujer. Tamara compró la casa y se centró en el proyecto durante su ruptura con su ahora marido, por eso él no ha podido estar tan presente en la reforma que se realizó.
En cuanto al la convivencia, están "encantados". Falcó dice que Íñigo es más fácil a la hora de convivir porque "siempre está alegre" y cualquier cosa que ella haga por él lo aprecia. "Compartimos casi todo. Una vez saca él a los perros y otra yo. Con el supermercado, lo mismo, o vamos los dos. De todas formas, tenemos ayuda en casa", ha explicado la marquesa de Griñón.
Cada uno de ellos tiene que "aceptar" las cosas del otro, aunque no todas les gusten y no sean perfectos. Tamara es la "superorgullosa" y a la que más le cuesta dar el brazo a torcer cuando discuten. "Hay veces que necesito mis horas in between de sueño para ver las cosas de otra forma, para despertarme y decir: 'Bueno, no es tan grave'. De todas formas, intentamos no hablar de ciertas cosas a última hora de la noche. Eso sí lo hemos decidido conjuntamente. Al final, no quieres dormir enfadada o no descansas igual. Hay que elegir el momento correcto para hablar de las cosas", dice sobre sus trucos para llevar una convivencia sana.
Otro de los factores importantes de su nueva casa son los vecinos. En palabras de Tamara, son "superdiscretos, amables y muy educados" y también hay muchos niños, algo que considera "una gozada" porque dan mucha alegría. "Mis vecinos van a su bola, aunque hay una señora mayor que está amargada", ha contado en una charla con la revista ¡HOLA!
La hija de Isabel Preysler no ha intimidado "lo suficiente" con ella, pero hace unos días volvía del parque son las perritas y la vecina le dijo: "Estoy hasta las narices de que dejéis las cacas de los perros". Tamara Falcó contestó: "Oiga, señora, las recojo siempre. Acabo de hacerlo". Sus vecinos, al llegar al edificio, le dijeron que "esa señora grita a los niños". "Está harta de ellos y de todo. Es para decirle: 'Oiga, es lo que tiene residir en una comunidad de vecinos, que hay que convivir' (ríe)", ha contado riéndose.