Desde que unieron sus caminos se conviertieron una de las parejas más queridas del papel couché. Hablamos de Sandra Gago y Feliciano López. La modelo y el tenista forman uno de los matrimonios más idílicos del panorama social. Fue el 20 de septiembre del 2017 cuando se vieron por primera vez en un concierto, coincidiendo con el cumpleaños del deportista y, desde entonces, no se han separado. Tal es así que han formado una familia de ensueño con sus dos pequeños, Darío y Marco -que llegaba a sus vidas el pasado mes de febrero-. Ahora, la pareja se ha sentado junto a Nuria Roca y Juan del Val en una conversación que ha dado mucho de sí y que ha sacado a la luz algunos de los secretos de su relación. ¡Te lo contamos!
Dos años después de su primer flechazo, Sandra y Feliciano pasaban por el altar en Marbella en una íntima ceremonia que celebraron junto a su entorno más íntimo y que coincidía con sus dos años de relación. Desde entonces, aunque no han tenido problema a la hora de hacer posados juntos, son pocas las veces las que han hablado sobre ellos. En esta ocasión, en el nuevo podcast de Nuria y Juan, han desvelado algunos de sus secretos.
Ha sido precisamente la modelo, que siempre ha tratado de mantener un perfil mediático bajo, ha destapado una divertida anécdota sobre el día que le contó a su madre que estaba conociendo al tenista retirado: "Le dije, bueno mamá pues estoy conociendo a un chico. Es un poco mayor y además creo que le vas a conocer". Fue entonces cuando la suegra de López pensó que se refería a Álvaro Muñoz Escassi (a pesar de haberle nombrado al ex de María José Suárez, actual pareja del jinete): "¡No me digas. Sandra, es un señor mayor par ti".
Han pasado siete años desde ese primer contacto y, desde entonces, la modelo y el tenista son inseparables. Precisamente fue Gago la que, en una entrevista en Divinity.es, nos desveló cuál era el secreto del éxito de su matrimonio con el tenista retirado: "El respeto, la comunicación y la admiración. Ninguna relación es perfecta, hay épocas perfectas y otras no tanto, pero si la base es buena y hay respeto, amor y admiración hacia la otra persona, las malas rachas con cariño y confianza en esa persona, pasan".