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Comportamientos pasivo-agresivos en tu pareja: pautas para detectar esta actitud y actuar a tiempo

  • Las personas con personalidad pasivo-agresiva tienen la capacidad de hacer daño a sus parejas sin que estas sepan muy bien qué está ocurriendo.

  • Te contamos qué pautas definen a este tipo de personas para que puedas identificar si estás viviendo una relación de este tipo.

Los problemas de pareja son lo más normal del mundo, pero no todos son de la misma índole, y hay algunos que conviene detectar cuanto antes. Uno de los más habituales y que es necesario identificar a tiempo es el comportamiento pasivo-agresivo. Lo cierto es que, a pesar de tratarse de la actitud más común, es la que menos evidente suele resultar, por lo que es importante conocer qué pautas sigue alguien que podemos considerar de personalidad pasivo-agresiva.

A continuación te contamos qué pautas de comportamiento suelen tener estas personas (la mayoría hombres) sin que sea necesario que se cumplan todas. También es importante saber que identificar alguno de los siguientes puntos no implica que una persona sea necesariamente pasivo-agresiva, ya que todos somos susceptibles de desarrollar alguna de estas dinámicas en algún momento de la vida.

Pero sí hablaremos de una personalidad pasivo-agresiva en un miembro de la pareja cuando estos comportamientos sean los que definen la forma de actuar en la relación.

Se ofenden con facilidad

Y eso no implica que hayas hecho nada, necesariamente, digno de causar ofensa. Puede indignarles muchísimo cualquier cosa que digas o hagas que cuestione su forma de actuar. Desde un consejo hasta una rectificación explícita puede tomarse como un intento de control o cuestionamiento por tu parte. Y esta actitud dificulta en muchas ocasiones poder hacer algo en pareja, como equipo, porque donde uno ve una opinión, el otro ve una ofensa que puede mandar al traste lo que pretendían hacer juntos.

Mantienen una falsa calma

Y con ella se encargan de llevarte a ti al límite. Por lo general, si en una discusión mantienen esa fría y controlada calma, lo normal es que tú te acabes exasperando. Entonces son capaces de mostrar sorpresa, e incluso reírse, porque has tenido una reacción desmesurada ante una conversación que no era para tanto. Cuando sacas algún tema que les incomoda y que puede llevar a discusión, lo evitan con un reproche que evidencie que eres tú la que pretende romper la calma y la tranquilidad.

Procuran parecer inocentes

No son capaces de asumir culpas o responsabilidades, y su tremenda inseguridad les impide afrontar una discusión de manera abierta. De esta manera siempre consiguen que la culpa recaiga sobre ti. Es más, van a utilizar sutilezas como el sarcasmo para alterarte, sin que a ellos les tiemble ni una pestaña. Y esto no cambia si terminan perdiendo los papeles, porque la responsabilidad seguirá siendo tuya ya que les has provocado.

Ocultan sus emociones

Sobre todo si se trata de emociones de las que podríamos considerar “negativas”. Abandonan una discusión y desaparecen antes que reconocer que están enfadados o molestos, si notan que esto les desestabiliza. Pueden arder por dentro, pero asegurar por fuera que están muy calmados. Esta dualidad entre lo que dicen y lo que se percibe genera un malestar en la otra persona sin que llegue a saber muy bien porqué.

Tienen pocos amigos

La falta de autoestima y el miedo al rechazo hace que no se atrevan a lanzarse a crear relaciones con otras personas. Por eso mantienen un círculo de amistades muy reducido, que suele incluir a los familiares más cercanos. Esto hace muy complicado que se relacionen con tus familiares y amigos, ya que le sitúa en territorio desconocido hasta que no alcanzan la confianza suficiente, en el caso de que llegue a darse. Para evitar relacionarse con quienes no quieres utilizan excusas y muestran apatía. En cualquier caso el comportamiento es saboteador.

Sabotean planes

Esto tiene que ver con el punto anterior, pero hay más. Cuando un plan, del tipo que sea, no es de su agrado, lo boicotean de manera soterrada. Se comportan así, especialmente, cuando se les pide hacer algo que puede ser de ayuda o un favor, porque sienten que están siendo sometidos. En esos casos consiguen esquivar la tarea y si se les reclama, despliegan todo su arte para evitar la responsabilidad, y no siempre con buenas maneras.

El sarcasmo es su arma

La gran “virtud” del sarcasmo es que consigue ofender sin dejar rastro. Es decir, cualquier ataque o insulto realizado con sarcasmo además de doler, descoloca, de manera que es difícil reclamar responsabilidades. Y si lo detectas y evidencias que te acaban de insultar, la culpa seguirá siendo tuya por no saber aceptar las bromas o alterar por comentarios dichos con total tranquilidad.

Cómo actuar ante una pareja pasivo-agresiva

Antes de nada, puede que estos pautas de comportamiento sea en nosotros mismos en quienes las identifiquemos, y en ese caso deberíamos buscar la forma de ponerle remedio. Si en cambio, las identificamos en la pareja, posiblemente no hay mucho que hacer.

Se trata de un comportamiento manipulador al que, si no se encuentra solución, puede que no quede otra opción mejor que poner tierra de por medio. Y la solución, para aplicarla a otro, no es sencilla, porque suele tratarse de un comportamiento arraigado que se ha adquirido en la infancia y que les lleva a arrastrar una inmadurez emocional significativa.

En cualquier caso, siempre es importante responder de manera clara y directa ante este tipo de agresiones, para mostrar que es un comportamiento que te hace daño y por el que no estás dispuesta a pasar.