El matrimonio de Kim Kardashian y Kanye west pasa por un momento muy delicado. Tras más de seis años casados y cuatro hijos en común, la relación entre la estrella de ‘Keeping up with the Kardashians’ y el rapero parece tambalearse tras las numerosas polémicas ocurridas entre ambos en este trágico 2020. Sus apariciones conjuntas son cada vez más escasas y la última vez que pudimos verlos juntos fue en la emblemática fiesta de cumpleaños de la celebrity. Desafiando a los titulares de la prensa estadounidense centrada en crónica social, que vaticinaban que el divorcio entre ambos llegaría mucho más pronto que tarde, aún siguen casados. Eso sí, según ha comunicado la revista ‘People’, apoyándose en declaraciones de personas muy cercanas a la pareja, los dos decidieron tomarse un respiro y actualmente hacen vidas separadas.
"Viven vidas separadas", ha empezado a explicar una de estas fuentes al citado medio. "Kim tiene sus trabajos y proyectos, que son importantes para ella, y Kanye tiene los suyos por su lado", ha continuado narrando, recordando que, “sus vidas ahora no coinciden mucho” por sus apretadas agendas. La empresaria actualmente sigue los pasos de Robert Kardashian, su padre, y está enfocada en aprobar la carrera de Derecho para poder ayudar a aquellos que han sido encarcelados de manera injusta. “Ella cree que finalmente puede lograr un cambio respecto a la reforma de las prisiones”, asegura esta fuente, “es su pasión y su familia está muy orgullosa de ella”.
El distanciamiento entre la pareja no solo llega por sus proyectos profesionales, también derivan de la multitud de titulares que ha copado con sus últimas acciones y declaraciones el productor musical, que padece un trastorno bipolar desde hace años. Primero Kanye habló a mediados de julio sobre la crisis que estaban atravesando y desvelaba alguno de sus episodios familiares más íntimos, luego presentó su candidatura a las elecciones norteamericanas en las que obtuvo unos pésimos resultados, más tarde orinaba en uno de sus Grammy en plena disputa con las discográficas y, finalmente, la socialité tuvo que observar como la expareja de su marido le acusaba de estar acosándola diez años después de su ruptura tras asegurar que le había llamado “puta” en uno de sus mítines.
Estas declaraciones de su entrono solo acentúan una crisis que viene alargándose desde la pasada primavera. Por el momento ni Kardashian, de 40 años, ni West, de 43, se han hecho eco de estas informaciones y han optado por mantenerse en un sepulcral silencio. Habrá que esperar si al final esto acaba en divorcio o no. Su matrimonio se encuentra en un punto muerto a la espera de que alguno de los dos de un paso importante: si dejar atrás todo lo anterior y luchar por la relación de manera conjunta o poner punto y final a una de las relaciones más consolidadas del panorama del corazón. Una decisión así merece una intensa y complicada reflexión, de ahí que de momento ambos prefieran mantenerse en ‘stand-by’ y no hacer nada de lo que puedan lamentarse en un futuro.
La última vez que les vimos juntos fue en la celebración del 40 cumpleaños de la vip. Tras haber disfrutado de un evento sorpresa que le había preparado su familia en la que recrearon algunas de las fiestas más memorables que ha vivido a lo largo de su vida, la familia y su círculo más cercano hacían cuarentena para después poner rumbo a una isla para pasar un fin de semana cargado de actividades, olvidando todo lo que estaba ocurriendo en el mundo por unos días.
Si todo todo parecía ya tan insólito como propio de este polémico ‘klan’, llegaba Kanye West para acentuarlo todo y poner la guinda de este pastel con un regalo que dejó sin palabras a todos los invitados y, posteriormente, a los seguidores de la celeb. El rapero ‘resucitaba’ al padre de su mujer –fallecido en 2003- a través de un holograma, consiguiendo emocionar a los que estaban allí presentes.